Según relata el ufólogo Valerie Uvarov de San Petesburgo, en
el año 1992 geólogos rusos que se encontraban trabajando en
los Urales, en la región de Narda Creek buscando metales
preciosos, realizaron un sorprendente e inesperado hallazgo.
En unas capas de terreno de una antigüedad estimada entre
20.000 y 318.000 años desenterraron unos minúsculos objetos,
cientos de ellos (sic) en forma de espiral que parecían ser
artificiales. La sorpresa fue en aumento cuando en los
Laboratorios del
Instituto de Investigación Geológica de metales nobles de
Moscú (ZNIGRI) analizaron las extrañas piezas. Se trataba de
diminutas espirales de no más de 3 centímetros de largo,
siendo la más pequeña de tan solo 0,003 milímetros. Había
piezas cuya composición era cobre y otras cuya constitución
era una mezcla de Molibdeno y Volframio. La manufactura de
las espirales parecía estar basada en la Nanotecnología una
disciplina aplicada con éxito desde la década de los setenta
del Siglo XX. Dicha técnica actúa a un nivel de nanoescala,
y permite trabajar y manipular las estructuras moleculares y
sus átomos. Con esta tecnología se puede fabricar materiales
y máquinas a partir del reordenamiento de átomos y
moléculas.
Por tanto resulta imposible que aquellas "nanoespirales
artificiales" hubieran sido halladas entre 3 y 12 metros de
profundidad y con una antigüedad máxima de más de 300.000
años.

Los Urales es una rica región en tradiciones mistéricas
Aunque la noticia no tuvo demasiado eco, muy pronto algunas
voces discrepantes aseguraron que todo el asunto era un
fraude. No obstante, en cuanto supo del descubrimiento
Uvarov se puso manos a la obra y en otra expedición
organizada en el año 1995 consiguió, supuestamente, obtener
nuevas pruebas que avalaban el primer hallazgo. En compañía
de la geóloga Elena Vatveyeva, el investigador ruso visitó
los lugares donde se encontraron las nanoespirales, las
orillas de los ríos Koshim, Balbanju y Narada y sus
afluentes Vtvistvy y Lapkhevozh. Así pudieron hacerse con
más muestras de nanoespirales procedentes de una capa
geológica de más de 100.000 años de la zona de Balbanju.
Valerie Uvarov encargo los análisis a diferentes
laboratorios para confirmar los primeros estudios. Para ello
se enviaron muestras a la Academia Rusa de Ciencias de
Syktyvka y a un Instituto de Helsinki (Finlandia), además de
consultar por segunda ocasión al centro geológico de Moscú.
Los informes eran demoledores. Una de las nanoespirales, de
3 cm de largo, estaba compuesta de cobre puro y su
estructura era claramente artificial. El grosor era de
80 micras o 0.08 milímetros. Se presentaron fotografías de
los extraños fragmentos que fueron conseguidas con la ayuda
de modernos microscópicos electrónicos de fabricación
japonesa (JSM T-330). Los resultados decía que las
proporciones de las espirales son tan regulares y perfectas
que no han podido ser creadas de una forma natural.

Distintos diminutos fragmentos supuestamente hallados
por geólogos rusos en
distintos enclaves de los Urales
Otra de las espirales estaba compuesta de Volframio con
pequeños núcleos de
Molibdeno. Tenía además una capa vítrea como resultado
quizás de una exposición a altas temperaturas. El Wolframio
(también llamado Tungsteno) es un mineral que funde a los
3410 grados y es utilizado entre otras cosas para la
fabricación de bombillas, tubos de Rayos X, bujías,
blindajes para carros de combate, aleaciones de acero, etc.
Ambos minerales son empleados con frecuencia en la
elaboración de componentes electrónicos. El 29 de noviembre
de 1996, los estudiosos rusos publicaron el siguiente
informe procedente la institución enclavada en la capital
moscovita:
"El limo que se incorporó en las espirales se caracteriza
por ser un depósito de escombros de grava y piedras
redondeadas del tercer nivel, creado por la erosión de las
capas de la acumulación de sedimentos y poligénica. La
datación de estos yacimientos se remonta a hace 100.000 años
(Pleistoceno superior). [...] Las nuevas formaciones
cristalinas, que están presentes en la superficie de estos
agregados tungsteno puro muestran filamentos de
características inusuales en los depósitos aluviales del
Pleistoceno superior. La edad de estos sedimentos y las
condiciones en las que se realizaron el análisis se excluyen
casi totalmente la hipótesis de que la formación de
cristales de tungsteno está conectado con el lanzamiento de
cohetes desde la cercana estación espacial a Pleseck "
También se señaló, para añadir si cabe mayor
confusión al tema, que las espirales habían sido elaboradas
siguiendo el patrón de la Relación Áurea, basadas en
el numero Phi, como se ha observado a lo largo de los
años con algunas construcciones o geometrías sagradas, como
la gran pirámide de Keops.
Lo curioso del asunto de los minúsculos objetos llegó cuando
se trató de buscar una aplicación técnica a los mismos...
¿Para qué pudieron utilizarse estas espirales? Y sobre todo
¿quién las fabricó?...

Los expertos consultados se muestran desconcertados ante el
hallazgo de las nanoespirales
Su examen microscópico indica que se trata de piezas
artificiales
Guerras Antediluvianas
Las respuestas obtenidas no podían ser más controvertidas.
Para los especialistas que observaron las muestras a más de
100 aumentos, aquellos fragmentos podían ser solenoides.
Básicamente un solenoide es una bobina de alambre enrollado,
en forma de cilindro alargado que al transportar una
corriente eléctrica se asemeja a un imán de modo que un
núcleo móvil es atraído a la bobina cuando fluye una
corriente. Transformando la energía eléctrica en una energía
mecánica. Para Valerie Uvarov estaba claro que aquellos
elementos descubiertos en los Urales eran piezas de una
tecnología de vanguardia que no podía pertenecer de ninguna
manera al ser humano, concretamente al hombre de Neandertal.
Llegando aún más lejos al afirmar que se trataría de una
gran antena emisora y receptora de señales, que debió ser
elaborada indefectiblemente por seres extraterrestres que
llegaron a nuestro planeta.

Los restos hallados se encuentran, al parecer, por
centenares

Ampliación de una de las piezas
Aunque otras hipótesis más aventuradas otorgaban otros usos
más belicosos a las
nanoespirales. En la actualidad el Molidebno es utilizado
con fines militares, de hecho los científicos rusos fabrican
misiles de alta tecnología con este material, por lo que
algunos investigadores determinaron que las muestras
halladas en diferentes lugares de los Urales podían ser el
resultado de "enfrentamientos extraterrestres" en la
antigüedad con armas parecidas a las nuestras. La capa
vítrea detectada en algunos fragmentos podían ser resultado
de las fuertes explosiones provocadas por las armas
alienígenas. En la actualidad, solo en un campo de pruebas
militar, como por ejemplo en Estados Unidos o Rusia puede
hallarse piezas similares.
De lo que no hay duda, al margen de especulaciones, es que
el conocimiento y la técnica requerida para la fabricación
de las nanoespirales junto a la antigüedad de la capa
sedimentaría donde han sido halladas descarta por completo
que pudieran ser objetos creados por la mano del hombre
primitivo. Ya que sin el soporte de una ciencia propia de
civilizaciones desarrolladas su presencia en estos estratos
no podía estar justificada de ninguna manera. Por tanto más
que en ningún otro OOPARTs conocido, que puede estar abierto
a diferentes interpretaciones y criterios, en el caso de las
nanoespirales no cabe ninguna respuesta convencional para
explicar su ejecución en una fecha tan tardía…

El investigador ruso Valerie Uvarov es el máximo defensor de
la autenticidad
de las nanoespirales. Asimismo, entre sus polémicas
afirmaciones e
hipótesis se halla la idea de la existencia de una remota
base extraterrestre
en las regiones más apartadas de Rusia. Por no citar su
particular visión del
incidente de Tunguska, que dice fue el resultado de la
colisión de un meteorito,
pero que fue interceptado por un misil lanzado desde la base
secreta ubicada
en algún lugar de Siberia.

¿Se trata realmente de avanzada tecnología proveniente de
nuestro pasado?
La comunidad ufológica internacional se muestra muy
escéptica ante la falta de
mayor información sobre los supuestos hallazgos efectuados
en los Urales.
El conocimiento de otras noticias sensacionalistas y
fraudulentas surgidas de
la antigua Unión Soviética referentes a cuestiones
paranormales y ufológicas
hace recelar a los especialistas occidentales.
Sin embargo para los detractores del caso todo se debería a
un burdo montaje elaborado con el propósito de divulgar
falsas creencias en visitas extraterrestres en tiempos
remotos. La poca documentación existente sobre cómo se
produjeron los hallazgos así como otros datos adicionales
otorgan un elevado grado de incertidumbre a la cuestión de
los micro-objetos. Hay que tener en cuenta que el reducido
tamaño de las espirales unido a los diferentes lugares donde
supuestamente han sido localizados, señalaría que habría
miles, por no decir millones de fragmentos parecidos
diseminados en grandes áreas, lo que explicaría que su
laborioso descubrimiento se produjera hasta en dos ocasiones
en yacimientos distintos sin al parecer revestir
inconvenientes reseñables.
Tampoco se ha resuelto la incógnita de por qué los hallazgos
se realizan en torno a ríos, probabilidad que habría que
investigar en profundidad.
Un sin fin de interrogantes que deben solucionarse para
aclarar, si es genuino o no, uno de los episodios más
enigmáticos ocurridos en nuestro pasado...
EL AUTOR ha
publicado más de 100 artículos de investigación sobre OVNIS, criptozoología, arqueología y otras cuestiones relacionadas
con lo heterodoxo. Actualmente colabora en la Revista
ENIGMAS y otros medios: Prensa/Radio/Televisión.
©
José Antonio
Caravaca, 2009 – Todos los derechos reservados
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