"El
Libro de los Prodigios"
es una rareza inclasificable. Un libro maldito. Una obra que
recoge un amplio compendio de hechos extraordinarios e
inexplicados ocurridos durante el reinado romano. Estos
acontecimientos fueron recopilados por un misterioso autor,
Julio Obsecuente, que quiso dejar testimonio escrito
de los mismos. Tal y como señala Ana Moure Casas, autora de
la magnífica traducción al castellano del libro de Julio
Obsecuente (1): "del autor de la única
monografía de prodigios que existe en la literatura clásica,
es muy poco lo que puede decirse con certeza. Ningún
escritor de la antigüedad lo menciona; parece que, además,
se perdió la parte inicial de su obra, con lo que tampoco
existe un proemio que pudiera indicarnos quien era ni por
qué escribió un libro de prodigios" (2).
¿Pero qué son los prodigios?, de nuevo tomamos la erudita
opinión de la autora cuando escribe: "R. Bloch en su
estudio sobre los prodigios de la Antigüedad clásica ha
señalado que el prodigio es un fenómeno inmanente de
psicología religiosa y social. Para el hombre primitivo
- continua Ana Moure - todo fenómeno antinatural implica
una transgresión del orden cósmico, rompe la paz con los
dioses y exige un ritual sagrado de reparación para volver
al curso normal de la vida". Por tanto todos los
acontecimientos sobrenaturales y no tantos (3),
ocurridos en distintas épocas de la humanidad eran tomados
como presagios enviados por la "divinidad", para enmendar un
error humano, presagiar una derrota o una victoria en el
campo de batalla, erigir o derrocar a un rey, etc.
Naturalmente estos prodigios eran interpretados por la casta
sacerdotal, o por los más altos escalafones del poder
reinante, que sabían "exactamente" qué hacer ante tales
eventos (4). En su "Liber Prodigiorum"
Julio Obsecuente, hace una exhaustiva antología de toda
clase de extraños fenómenos registrados desde el año 737
antes de Cristo al 9 a.C.; lluvias de piedras, sangre, leche
y carne, voces extrañas que vaticinan acontecimientos,
misteriosas tormentas eléctricas que destruyen
selectivamente templos, murallas y estatuas, animales que
hablan (sic), estatuas que emanan sangren, animales y
objetos que arden y no se consumen, ríos de sangre, estatuas
que lloran, nacimiento de animales monstruosos y por
supuesto, no podían faltar, extraños fenómenos celestes.
Precisamente ese será el eje central de nuestro artículo,
exponer los diferentes prodigios observados en los cielos de
la antigua Roma (5). Muchos de estos relatos,
como comprobará el lector, obedecerán a causas naturales,
pero algunos tienen una sugerente relación con el moderno
fenómeno de los OVNIs (6):

500 a. C.
"Durante el II Consulado de Publio Postumo Tuberto y I de
Agripa Menenio Lanato, se vieron en el cielo, hasta muy
avanzada la noche, lanzas de guerra en llamas".
Este peculiar prodigio sobre la observación de llamas en el
cielo, se repite con cierta frecuencia en el libro de
Obsecuente, como por ejemplo en el 463 a.C., 461 a.C., 460
a.C., 221 a.C. y 198 a.C..
221 a.C.
"Siendo Cónsul Gayo Quintio Flaminio y Publio Furio
Filón, en Rímini brilló resplandeciente el día cuando era
muy de noche y aparecieron tres lunas en zonas distintas
del cielo". Obviamente por su tamaño, y extremada
luminosidad no podían tratarse de simples estrellas...
215 a.C.
"Bajo los Cónsules Cneo Servilio Gémino y Gayo Quintio
Flaminio, en Roma se vieron en el firmamento apariciones
de naves. (...) en Arpi se vio un escudo en el
cielo, un combate entre la Luna y el sol y, además,
dos lunas durante el día. (...) en Capua se vio el
firmamento en llamas y se contemplaron apariciones de
naves en el cielo". Estos testimonios hablan
claramente de hechos que poco o nada tienen que ver con
cuestiones relacionadas con los fenómenos atmosféricos y
astronómicos. La forma de escudo, de naves... etc., evocan
la presencia física de objetos inusuales en los cielos...
212 a.C.
"En el IV Consulado de Quintio Fabio Máximo Verrugoso y III
de Marco Claudio Marcelo, en Adria se vio un altar en el
cielo y, a su alrededor, apariciones de hombres
vestidos de blanco". ¿Un objeto Volador No
Identificado con sus respectivos tripulantes...?
202 a.C.
"En época de los Cónsules Marco Cornelio Cetego y Publio
Semprenio Tuditano, se vieron dos soles y durante la
noche hubo destellos de claridad. En Sezza se observó
un meteoro que se extendía desde el nacimiento del sol hasta
el poniente". Si bien lo ocurrido en Sezza pudo
deberse a la caída de un simple meteorito... el primer
fenómeno reseñado por la pluma de Obsecuente es más difícil
de identificar.... y volvería a repetirse...

201
a.C. "En el
Consulado de Cneo Servilio Cepión y Cneo Servilio Gémino, en
Anagni se observaron, primero, destellos intermitentes en
el cielo y, luego, un
meteoro luminoso en el firmamento".
202 a.C. "En el Consulado
de Gayo Claudio Pulcro y Tiberio Sempronio Graco, un
aerolito enorme cayó desde el cielo al bosque de Marte en la
comarca de Crustumerio". Aquí reseñamos también que
en el año 165 a.C. "en Lavinio se divisó en el firmamento un
lucero ígneo". Y en el 92 a.C.
"apareció un meteoro en el
firmamento y todo el cielo se vio envuelto en llamas".
172 a.C.
"Siendo Cónsules Sempronio Paulo y Publio Mucio Escévola, en
el foro romano, brillaron al tiempo tres soles;
durante la misma noche se deslizaron por el firmamento
muchos astros errantes en Lanuvio".
171 a.C.
"En el consulado de Lucio
Postumio Albino y Marco Popilio Lenate, en Lanuvio se vieron
apariciones de una gran escuadra en el cielo".
161 a.C. "El Consulado de
Tiberio Graco y Marco Juvencio, en Capua se vio el sol por
la noche. (...) en Formia se vieron dos soles durante el
día. (...) por la noche brilló en Pisauro una especie
de sol". Referencias a extraños "soles" la
encontramos también varios años antes, en el 164 a.C. en
Cassino, donde "durante algunas horas de la noche se
vio el sol". Y más tarde en el 132 a.C. en Armiterno
donde "se vio el sol por la noche y se observó su
resplandor durante algún tiempo". En el 25 a.C.
"un resplandor
celeste que se extendía del sur al norte
hizo que la noche se iluminase como el día".
152 a.C. "En época de los
Cónsules Lucio Opimio y Quinto Postumo, en Conza se vieron
armas en el cielo". Para hacer referencia a extraños
objetos voladores, se utilizaban palabras comunes tales como
lanzas, escudos y estandartes, por ejemplo Obsecuente
escribe que hacia el 138 a.C.
"En Preneste y en Celalonia se vieron caer
estandartes del cielo".

145 a.C
"Durante el Consulado de Publio Africano y Gayo Livio, en
Lavinio entre las 8 y las 11 horas
rodearon al sol dos círculos de distinto color, uno de tono
rojizo y otro blanco. Una estrella destello durante treinta
y dos días".
102 a.C.
"Siendo Cónsules Gayo Mario y Gayo Flaco, en Rímini
a pleno día, desde las ocho a la una de la tarde, apareció
la luna y una estrella".
100 a.C.
"Bajo el Consulado de Gayo Mario y Quinto Lutacio, en la
Galia resplandeció
de noche una luz sobre un campamento".
98 a.C.
"Durante el Consulado de Gayo Mario y Lucio Valerio, en
Tarquinio se vio a gran distancia un astro centelleante
que se deslizo a un vertiginoso descenso. A la puesta de
sol se divisó un objeto circular parecido a un escudo,
que cruzaba desde el oeste al este".
91 a.C.
"El Consulado de Gayo Valerio y Marco Herennio, al amanecer
se observó en Bolsena una llama centelleante en el
firmamento; después de concentrarse en un solo punto la
llama dejó ver una embocadura de color ferruginoso;
pareció que el cielo se abría y en su apertura aparecieron
las puntas de la llama" (7).
89 a.C. "El Consulado de
Lucio Marcio y Sexto Julio, hacia el amanecer brilló un
globo ígneo en la zona norte acompañado de un gran
estrépito en el firmamento. (...) en Espoleto un
globo de fuego de color dorado cayó rodando a la tierra;
pareció dirigirse desde el suelo hacia el oriente,
aumentando de tamaño, y ocultó con su volumen el sol"
(¡). También hallamos extraños objetos llameantes en el 61
a.C. donde "una
viga en llamas se extendió en el cielo por el poniente."
42 a.C.
"El Consulado de Marco Antonio y Publio Dolabela, Gayo
Octavio se unió a la familia Julia por testamento de su
padre, César, en Bríndisi. Cuando entraba en Roma, a las
ocho de la mañana acompañado de una gran muchedumbre, que se
había concentrado alrededor, el sol, ceñido de un pequeño
disco en un cielo azul y sereno, lo rodeó con una aureola de
muy tenue contorno, tal como suele ponerse el arco iris
sobre las nubes. (...) se observó un lucero en el
firmamento, que se desplazaba hacia el poniente. Una
estrella luminosa centelleó de manera especial durante siete
días. Brillaron tres soles y, alrededor del sol más
bajo, resplandeció una corona parecida a una espiga en
forma de círculo; seguidamente, el sol se redujo a un
solo halo y durante muchos meses, su luz fue tenue".
40 a.C.
"En época de los Cónsules Marco Lépido y Munacio Planco, en
Módena se vieron tres soles alrededor de las ocho de
la mañana, que, seguidamente,
se concentraron en un único disco".
Y hasta
aquí llegan estos "prodigios celestes" de Obsecuente, al que
cualquier lector aficionado a la literatura ufológica podría
extraer interesantísimos paralelismos con el Fenómeno OVNI
(8). No hay que olvidar, para terminar, que el
primer incidente que señala Julio Obsecuente en su
"Liber Prodigiorum" se refiere a la súbita y misteriosa
desaparición de Rómulo, fundador y patriarca de Roma, que
también concuerda con ciertos episodios OVNIs (9);
Rómulo "celebraba una reunión con los soldados junto al
lago de la Cabra, una tormenta que estalló de forma
inesperada con grandes rayos y truenos, envolvió al rey
en una nube tan densa que lo quitó de la vista de la
asamblea sin que nunca jamás volviera a aparecer sobre la
tierra"...
Notas:
(1) El
Libro de los Prodigios. Ediciones Clásicas, S.A. Magnolias
9, bajo izquierda. 28029 Madrid. 1990. Libro de recomendada
lectura para todos aquellos interesados tanto en cuestiones
ufológicas como "forteanas".
(2)
Varios autores piensan que quizás Julio Obsecuente sea el
seudónimo de un escritor pagano en época posterior
cristiana, ya que tampoco se tiene la certeza de cuando fue
confeccionada esta obra, que se inspira en parte en la
propia de Tito Livio, Ab Urbe Condita.
(3)
Algunos de estos "presagios" podían ser simples terremotos,
fenómenos naturales desconocidos en la época, nacimiento de
niños hermafroditas, el aparente extraño comportamiento de
un animal, una fuerte tormenta, etc.
(4)
Normalmente un prodigio era contestado con alguna suerte de
ceremonia ritual o sacrificio, a la espera de la buena
providencia.
(5) Se
ha respetado fielmente la traducción realizada por Ana Moure
de los distintos prodigios, que aparecerán debidamente
entrecomillados para que se distingan perfectamente de
nuestros particulares comentarios.
(6) La
propia autora hace constar en una de las notas del libro,
concretamente la 119, la enorme similitud entre algunos
fenómenos reseñados por Obsecuente y los reportados
actualmente bajo el contexto del fenómeno OVNI. Aunque deja
claro eso si, su natural escepticismo ante tales hechos.
(7)
Según muchos autores contemporáneos esta descripción puede
pertenecer a la observación de una aurora boreal. Señalando
que en otros textos antiguos pertenecientes a Séneca y T.
Livio entre otros, se encuentran reseñados fenómenos
semejantes. Naturalmente muchos de los portentos reseñados
por Obsecuente se corresponden a fenómenos totalmente
naturales mal interpretados, no obstante hemos querido
exponer los principales prodigios celestes que se encuentran
en el Libro de los Prodigios para que el lector extraiga sus
propias conclusiones...
(8)
Quien sí lo hizo fue R.G. Wittmann en su artículo "Flying
Saucers or Flying shields", publicado en el Classical
Journal, LXIII, 1968.
(9) En
la literatura OVNI actual encontramos decenas de incidentes
donde se describen el extraño comportamiento "nada natural"
de algunas nubes. En ocasiones y tal como aseguran los
testigos, habiendo incluso pruebas fotográficas, los mismos
OVNIs han "fabricado" alrededor de ellos una especie de nube
para camuflarse. Se nos viene a la memoria solo a modo de
ejemplo, la famosa columna de humo que condujo al pueblo de
Israel en su peregrinaje por el desierto y de la que muchos
investigadores entre ellos el ex jesuita Salvador Freixedo
sospechan pudo ser un OVNI.
EL
AUTOR
ha publicado más de 100 artículos de investigación sobre
OVNIS, criptozoología, arqueología y otras cuestiones
relacionadas con lo heterodoxo. Actualmente colabora en la
Revista ENIGMAS y otros medios: Prensa/Radio/Televisión.
©
José Antonio Caravaca, 2009 – Todos los derechos reservados
Publicado con autorización expresa del autor
Prohibida su reproducción sin permiso del autor.
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