La Danza de la Serpiente ha atraído y repelido a
espectadores no indios desde el final del siglo 19. Durante
este infame ritual llevado a cabo cada dos agostos en las
colinas Hopi de Arizona, los participantes manipulan una
masa de serpientes venenosas y no venenosas. Algunos incluso
ponen sus cuellos y cuerpos en sus bocas.

Danza de la Serpiente de los Hopi, fines del siglo 19 y
comienzos del siglo 20.
(Cortesía de U.S. National Archives & Records
Administration)
A diferencia de la ofiolatría (el culto de la serpiente), la
Danza de la Serpiente es una súplica por la fertilidad
agrícola y la lluvia en un hermoso pero riguroso paisaje del
desierto. Sin embargo, sorprendería a muchos espectadores
saber que este extraño rito vino de la India, la tierra
tradicional de los encantadores de serpientes.
Un antiguo mito de los Hopi describe una migración desde el
anegado Tercer Mundo (o Era) al Cuarto Mundo. Los
antepasados de los Hopi escaparon en balsas de junco y se
dirigieron a la desembocadura del Río Colorado, en el cual
viajaron para buscar su destino final en la Meseta del
Colorado.
Una escala en este viaje monumental pudo haber sido Fiji, la
remota isla de Pacífico Sur. Allí tenía lugar una ceremonia
de fertilidad e iniciación de la juventud llamada Baki. 1.
Su nombre es similar al término Hopi paki que
significa “introducido” o “comenzado a ser iniciado” (el
idioma Hopi no reconoce el sonido de la ‘b '.) La kiva (la
cámara de oración subterránea) usada durante la Danza de la
Serpiente se llama pakit. 2.
Un “naga” o “nanaga” era uno de los muchos sitios
amurallados donde los jóvenes de Fiji entraban en la
madurez. El explorador David Hatcher Childress escribe:
“... una de las antiguas razas del sudeste de Asia son los
Nagas, una raza marinera de personas que comerciaban en sus
‘Botes Serpientes ' similares a las Naves Dragón de los
Vikingos.” 3.
Originados en India, los Nagas establecieron centros
religiosos a lo largo del país, incluso en el Reino de Kashi
en el Ganges, Cachemira al norte, y Nagpur en India central.
Los Nagas también habitaron los grandes centros
metropolitanos de Mohenjo-Daro y Harrappa en el Valle del
Indo. Fundaron una ciudad portuaria en el Mar de Arabia e
intercambiaron mercancías globalmente, usando una moneda
universal de cauri. 4.
Como maestros de una sabiduría arcana, los Nagas legaron a
Mesoamérica el concepto de nagual - demasiado complejo para
explicar aquí pero definido a fondo en los libros de Carlos
Castaneda sobre su tutela con el hechicero Yaqui Don Juan
Matus.
Los Nagas también pudieron haber sido la Gente Serpiente que
Tiyo, el héroe de la cultura Hopi, encontró en su viaje
épico a través del océano. En el inframundo, él entra en un
cuarto donde la gente lleva pieles de serpiente. Es iniciado
en ceremoniales extraños en los que aprende oraciones de la
lluvia. Después de que el joven hombre es encomendado a un
par de doncellas que cantan para ayudar a que crezca el
maíz, él las lleva a su casa en la superficie de la tierra.
La Mujer Serpiente se convirtió en su esposa, mientras la
otra se volvió la novia de la juventud. Finalmente su esposa
dio a luz reptiles, lo que hizo que Tiyo dejara a su familia
para emigrar a otro pueblo. 5.
Como en la Odisea de Homero, la historia involucra una
visita subterránea. Paradógicamente, los Hopi conceptúan
éste como un reino de agua y estrellas. Nangasohu es
la estrella Kachina de la caza, que lleva un sencillo tocado
de plumas de águila y una gran estrella de cuatro puntas
pintada en su máscara. (los Kachinas son espíritus con forma
de cualquier objeto, criatura, o fenómeno.)
Nanga
quiere decir “perseguir” y sohu significa “estrella.”
Relacionada con Naga, la palabra hopi nga'at
significa “raíz de la medicina” con propiedades curativas
mágicas. Una raíz es chthonic y morfológicamente parecida a
una serpiente. El término nakwa hace referencia a las
plumas del tocado llevadas durante una ceremonia sagrada. 6.
Este plumaje hace pensar en la serpiente emplumada. Otra
palabra relacionada, naqvu'at, significa “oreja,” y
naaqa se refiere al “pendiente de la oreja”,
frecuentemente hecho de abulón.
Esta alhaja era llevada en respetuosa imitación antes que
como mero adorno. Childress describe a los llamados Orejas
Largas: “Como altos y barbudos navegantes del mundo,
probablemente una combinación de marineros egipcios, libios,
fenicios, etíopes, griegos y célticos conjuntamente con
indoeuropeos del subcontinente indio. Según la leyenda
polinesia, estos marineros también tenían las famosas
‘orejas largas’ que son bien conocidas en Rapa Nui [Isla de
Pascua] y Rarotonga.”
7.
Según el erudito marino Thor Heyerdahl, las familias
gobernantes de los Incas alargaban sus lóbulos
artificialmente para distinguirse frente a sus súbditos. 8.
(Una marca en la oreja de hecho! Quizás Buda con sus
lóbulos largos tampoco sea coincidencia.)
El escritor James Bailey cree que estos gobernantes de Perú
y algunas islas del Pacífico eran arios y semitas
procedentes del Valle del Indo. “[Heyerdahl] demostró que
en la Isla de Pascua vivieron los sobrevivientes de dos
poblaciones distintas; los Orejas Largas, unos europeos
rubios o pelirrojos que estiraban los lóbulos de sus orejas
con rollos de madera para que éstas llegaran hasta sus
hombros y un grupo polinesio del tipo polinesio
convencional, con orejas normales. Los primeros han sido
conocidos en la isla como ‘los orejas largas ', los segundos
como ‘los orejas cortas’.” 9.
El primer grupo alcanzaba una altura promedio de seis pies y
medio, y tenía la piel blanca con el pelo rojo. Puede ser
más que coincidencia que el Clan de Fuego de los Hopi fuese
conocido como los “cabezas rojas”. Esta gente guerrera vivía
con el Clan de la Serpiente en Betatakin, una antigua morada
de Arizona del siglo XIII (ahora monumento nacional de los
Navajo).
La Isla de Pascua pudo haber sido otra escala en la antigua
migración de los Hopi. Algunos de las altas estatuas de
largas orejas llamadas Moai fueron talladas con rodetes
rojos. Que la Isla de Pascua esté situada en el mismo
meridiano que el hogar actual de los Hopi puede ser
simplemente otra “coincidencia.”
Observando los rollos de las orejas que llevan las tribus en
Tanzania, Bailey comenta la ubicuidad de este artefacto:
“El rollo de oreja es en sí mismo sintomático del contacto
con la gente de mar y creo yo que tiene un origen común en
el mundo, dondequiera que se encuentre.” 10. Un ejemplo
de esta especie de anillo o rollo de oreja tallado de
esquisto fue encontrado en las antiguas ruinas cerca de
Phoenix, Arizona. 11. Aquí vemos artefactos comunes a los
pueblos del desierto y el mar.
También existen temas mitológicos comunes en distintas
culturas. El estudioso Cyrus H. Gordon cuenta un relato de
comienzos del segundo milenio A.C. Un capitán egipcio
naufragó en la “isla de Ka”, situada posiblemente cerca de
Somalia en el Océano Indico. (El ka de los Hopi en los
kachina es extraño y puede relacionarse al Ka egipcio, o al
“doppelgänger.”) En este paraíso no sólo abundan pájaros
vistosos sino también peces, hortalizas y frutas
deliciosas. Hay solamente una trampa. Una serpiente de
treinta codos (cuarenta y cinco pies) de largo domina allí.
Esta serpiente gigante tiene la piel enchapada de oro, las
cejas de lapislázuli, y una barba que se extiende dos codos
(tres pies).
Después de que la serpiente soberana amenazara con
incinerarlo por permanecer callado, el capitán relata cómo
él y su tripulación fueron conducidos allí por una feroz
tormenta. A su vez, el rey describe a sus hermanos e hijos,
que una vez ascendieron a setenta y dos. Él continúa:
“Entonces una estrella cayó y éstas (las serpientes)
entraron en la llama que produjo. Por casualidad yo no
estaba con ellas cuando ardieron. No estaba entre ellas
(pero) yo casi morí por ellas, cuando las encontré como un
cadáver.” El barco del capitán es luego cargado con
finas especias, incluyendo mirra, colmillos de elefante,
colas de jirafa, y monos. Antes de permitirle partir, el rey
hace este curioso comentario: “pasará que cuando usted
parta de este lugar, esta isla nunca será vista de nuevo,
porque se convertirá en agua.” 12.
El relato no dice si él tenía o no las orejas largas. Sin
embargo, podemos estar siendo testigos de uno de los
legendarios Nagas. Junto al motivo serpentino, esta historia
fabulosa contiene un tema que recuerda a la Atlántida o Mu.
Una isla edénica desaparece de repente bajo las olas en un
cataclismo celestial que destruye muchas vidas.
¿Tienen el mito de los Hopi del viaje de Tiyo a la Isla de
las Serpientes y el mito egipcio del viaje del anónimo
capitán a la Isla de Ka una fuente común? Nunca lo sabremos
con seguridad.
Asimismo, sólo podemos especular sobre las setenta y dos
serpientes cifradas en el último mito. Esto podría hacer
referencia a un movimiento astronómico del cual los sagaces
marineros eran indudablemente conscientes. Debido a la
precesión de los equinoccios, las estrellas del zodíaco se
elevan en el primer día de la primavera y en otoño se
desplazan al revés (actualmente de Piscis a Acuario) un
grado cada setenta y dos años. Esto es causado por el
tambaleo del eje de la Tierra (su precesión) como un trompo.
En el relato egipcio, los setenta y dos parientes del rey
fueron muertos por un acontecimiento sideral. De ahí que el
“paisaje del cielo” conocido por toda una vida o más fue
trastornado, sólo para ser sustituido por otro ligeramente
modificado.
Un aislacionista diría que los antiguos humanos carecían de
las sofisticadas habilidades de observación para reconocer
un solo grado de diferencia, o que las primeras
civilizaciones eran tecnológicamente incapaces de travesías
oceánicas. De hecho, muchos mitos que contradicen esto
parecen haber sido concebidos por los difusionistas.
Yo no estoy sugiriendo que un cuerpo de élite de Blancos del
Viejo Mundo vino a “salvar” a las aisladas bandas de
“salvajes” americanos nativos, permitiéndoles así a los
últimos florecer. (El genocidio cultural en el Nuevo Mundo
durante el siglo 16 hasta el 19 hace que ese panorama sea
particularmente irónico.) Esta visión denigra ambas
culturas, asignando un imperialismo monolítico a la primera
y una inferioridad evolutiva a la segunda.
Para abreviar, esto es racismo de la peor especie.
Estoy diciendo que el ingenio colectivo de los pueblos del
Norte y Sud América junto con los pueblos de Oceanía les
permitió navegar muy temprano hacia tierras distantes.
Asimismo, los pueblos de Europa y Asia utilizaron el mismo
ingenio para alcanzar orillas igualmente distantes. El
conocimiento de navegación de los marinos de todo el mundo
debe de haber sido moneda común. Así pudo ser cómo un culto
de la serpiente de la India llegó al desierto de Arizona.
Notas
1. David Hatcher Childress, Ancient Tonga & the Lost City of
Mu’a (Stelle, Illinois: Adventures Unlimited Press, 1996),
p. 125.
2. Jesse Walter Fewkes, Hopi Snake Ceremonies: An eyewitness
account by Jesse Walter Fewkes, Selections from the Bureau
of American Ethnology Annual Reports Nos. 16 and 19 for the
year 1894-95 and 1897-98 (Albuquerque: Avanyu Publishing
Inc., 1986) p. 274.
3. Childress, Ancient Tonga, p. 135.
4. Mark Amaru Pinkham, Return of the Serpents of Wisdom
(Kempton, Illinois: Adventures Unlimited Press, 1997), pp.
110-111.
5. Fewkes, Hopi Snake Ceremonies, p. 303.
6. Ekkehart Malotki, editor, Hopi Dictionary: A Hopi-English
Dictionary of the Third Mesa Dialect (Tucson, Arizona:
University of Arizona Press, 1998), pp. 287-288.
7. Childress, Ancient Tonga, p. 158.
8. Thor Heyerdahl, Aku-Aku: The Secret of Easter Island (New
York: Pocket Books, 1966, 1958), p. 340.
9. James Bailey, The God-King & the Titans: The New World
Ascendancy in Ancient Times (New York: St. Martin’s Press,
1973), pp. 196-198.
10. Bailey, The God-King & the Titans, p. 186.
11. Franklin Barnett, Dictionary of Prehistoric Indian
Artifacts of the American Southwest (Flagstaff, Arizona:
Northland Press, 1974, 1973), p. 51.
12. Cyrus H. Gordon, Before Columbus: Links Between the Old
World and Ancient America (New York: Crown Publishers, Inc.,
1971), pp. 54-67.
* El presente trabajo ha
sido extractado por el autor mismo de su libro The Orion
Zone: Ancient Star Cities of the American Southwest
EL AUTOR
es investigador independiente y escritor. Ha publicado
varios artículos en el campo de la hipótesis del Antiguo
Astronauta en diversas revistas especializadas y es además
autor de tres libros: The Orion Zone , Eye
of the Phoenix y The Kivas of Heaven.
©
Gary A. David, 2002-2011 – Todos los derechos reservados
Traducido y publicado con autorización expresa del autor
Prohibida su reproducción sin permiso del autor.
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