Introducción
La importancia de las apariciones para la
hipótesis de los históricos, así como de los actuales,
encuentros con inteligencias extraterrestres (IETs), no
parece haber sido del todo comprendida ahora hasta. Las
apariciones son normalmente rechazadas por los científicos y
usualmente aceptadas por los teólogos. Las apariciones de la
Virgen María normalmente son aceptadas sólo por la Iglesia
Católica.
Esto, sin embargo, parece ser una seria
mala interpretación (Fiebag 1986, 1995). Una explicación
alternativa se relaciona con el objetivo y los fenómenos
secundarios perceptibles en los actuales acontecimientos
UFO. Estos eventos modernos trazan de muchas maneras un
paralelo con la serie de apariciones que ocurrieron en 1917,
en Fátima, Portugal, (Vallée 1975, y Keel 1971).
Tal fenómeno incluye discos, como un
"aparato de luz," descritos exactamente en estos términos
por los testigos de la quinta aparición. También se
observaron detonaciones supersónicas dobles, protuberancias
luminosas, cargas electro-estáticas, “estrellas” moviéndose,
misteriosas flores blancas o nieve que caían del "aparato
de luz," pero que desaparecieron cuando hicieron contacto
con la tierra. Estas descripciones de "nieves" o misteriosas
“flores blancas" son bastante similares a las descripciones
de "cabello de ángel” que son bien conocidas a partir de
algunos famosos casos UFO.
Con el caso de Fátima existe también la
probabilidad de la manipulación física de los tres
visionarios por una medicina desconocida o mezcla de drogas.
Esto se infiere del hecho de que algún tipo de inusual lapso
de tiempo les ocurrió a los tres niños. El evento final y
más fuerte que lleva a los investigadores a creer que esto
fue mucho más que una aparición son los informes de un disco
plateado girando. Este disco fue observado por unas 70.000
personas que equivocadamente creyeron que se trataba del
Sol.
Siguiendo con la aparición / hipótesis
UFO, la figura de la Virgen María podría interpretarse como
algún tipo de proyección holográfica. Esta proyección podría
ser similar, pero no idéntica, a las modernas holografías de
fotos láser tridimensionales. También se han registrado
proyecciones holográficas en recientes casos UFO. La
"hermosa mujer" podría haber sido una figura virtual.
Producida por una tecnología altamente desarrollada, podría
afectar su entorno por y durante el tiempo de la aparición,
y ser visible para los visionarios y a veces también para
otros testigos.
Esta teoría holográfica también aplica a
otras apariciones o posiblemente incluso a una serie de
apariciones. Por ejemplo, las apariciones que ocurrieron en
Heroldsbach, Alemania; Eisenberg, Austria; Montichiari,
Italia; y Medjugorje, Bosnia-Herzegovina, (Fiebag, 1995).
Esta interpretación se corresponde con ambos la hipótesis
Leaky-Embargo desarrollada por el Profesor James Deardorff
(1986), así como con mi propia Hipótesis del Mimetismo
(Fiebag, 1990, 1993, 1994, 1995).
La Hipótesis del Mimetismo
intenta explicar las diversas apariciones y conductas de
posibles IETs a lo largo de los siglos sugiriendo que
nosotros las consideramos como manifestaciones virtuales que
se han adaptado a nuestro sistema de creencias
cultural-sociológico y religioso, así como a nuestras
fantasías, imaginaciones, y expectativas.
Las apariciones de la Virgen María
parecerían ser una forma lógica de comunicación iniciada por
IETs y dirigida a nosotros.
La historia del acontecimiento de Guadalupe
Otro caso importante que involucra a las
apariciones es la aparición de Guadalupe, México, en el año
1531. He escogido este caso porque todavía es uno de los
pocos con un objeto físico todavía hoy en existencia. Este
objeto no sólo indica que las apariciones son reales, sino
que hay una verdadera conexión con una extraña inteligencia
foránea.
El informe original de la serie de
apariciones de Guadalupe fue escrito por el noble azteca
Antonio Valeriano. Él lo tradujo en 1649 de los viejos
textos españoles al dialecto mexicano Nahuatl y lo tituló
Nican Mopuhua. Durante los últimos siglos los
registros oficiales españoles originales han desaparecido,
de modo que el Nican Mopuhua es el texto más antiguo
sobre el evento hoy en existencia (Siller, 1984).
El acontecimiento
Antes de la salida del sol del 9 de
diciembre de 1531, Juan Diego, entonces de 57 años de edad,
empezó su caminata desde su pequeño pueblo de Tolpetlac
hacia la ciudad de Tlatilolco, a nueve millas de distancia.
Él quería tomar la parte en la santa misa mientras estaba
allí. Juan Diego era un indio azteca que seis años antes se
había convertido al cristianismo. La ruta que tomó lo llevó
a través de campos pedregosos y bajas colinas. En las
inmediaciones de un pequeño montículo, que los indios
conocían como "Tepeyac" y que luego se convirtió en el
nombre español “Guadalupe", él se dio cuenta de que estaba
oyendo una música desconocida, no terrenal. Esta música
venía de la cima de la colina.
En el Nican Mopuhua encontramos lo
siguiente:
En ese lugar él levantó la vista hacia el
montículo, hacia el lado donde el sol estaba subiendo y
desde donde venía el maravilloso canto.
¡Y cuando el canto de repente se detuvo,
cuando ya no fue más perceptible, él oyó como alguien
llamaba desde la cima del montículo, cómo alguien decía:
“¡Juan Dieguito!"
Y cuando él alcanzó la cima de la colina,
vio a una noble señora que estaba de pie allí.
Ella lo invitó a acercarse.
Su vestido brillaba como el sol, como si
se reflejara por la luz,
y la piedra, la roca que sus pies
pisaban, como si centelleara;
el resplandor de ella brillaba como las
joyas, como el ornamento más hermoso, la Tierra, como si
estuviera brillando en la luz del arco iris.
Juan Diego cayó de rodillas. La aparición
le habló una vez más y se refirió a sí misma como la
"Inmaculada Santa Virgen María". Dijo haber venido para que
la gente le construyera un santuario en el Typeyac. Y dijo
también que Juan Diego era el mensajero escogido que debía
llevar esa petición al obispo de la Ciudad de México.
Juan Diego siguió su camino hacia la
ciudad. Después de llegar, tuvo que esperar varias horas
hasta ser admitido para ver a obispo Juan de Zumárraga. El
obispo le escuchó contar su historia, pero no le creyó lo
que alegaba. Despidió a Juan Diego con el comentario de que
se ocuparía del asunto más tarde. Decepcionado, Juan Diego
regresó al Tepeyac. Cuando llegó, se encontró de nuevo con
la "reina de los cielos." Él lamentó su infortunio y le
pidió que escogiera a otro mensajero, preferentemente
alguien que estuviese mejor preparado para la misión. Sin
embargo, la Virgen enfatizó,”es absolutamente necesario
que tú vayas personalmente y que exijas que mi Voluntad se
lleve a cabo". Al día siguiente Juan Diego se encontró
otra vez con el obispo. El obispo estaba obviamente muy
sorprendido por la perseverancia de Juan Diego, pero no
estaba todavía dispuesto a creerle. Echó a Juan y le pidió
algún tipo de prueba para que pudiera creerle que la "reina
de los cielos" realmente lo había enviado.
Una vez más Juan Diego volvió al Tepeyac,
donde la misteriosa mujer lo estaba esperando. Él le
informó acerca de la exigencia del obispo y la Virgen
contestó:
“Todo está muy bien mi pequeño hijo.
Mañana tú regresarás a este lugar y entonces le llevarás al
obispo la prueba que exige. ¡Ahora, vete! Yo esperaré por ti
aquí mañana.”
A la mañana siguiente, el 12 de diciembre
de 1531, ocurrieron algunos extraordinarios e importantes
eventos. En el Nican Mopuhua
encontramos lo siguiente:
Ella le dijo," Sube mi muy pequeño
hijo, a la cima de la colina dónde tú me has visto y donde
yo te di mis órdenes. Tú verás allí diferentes flores.
Escógelas, recógelas, y júntalas.
Luego regresa a mí, trayéndomelas, a mi
presencia".
Y Juan Diego subió a la colina, y cuando
alcanzó la cima admiró las flores sorprendido de cuántos
tipos diferentes había. Ellas eran delicadas y bonitas
aunque no era su época para florecer. En ese momento del año
todo estaba cubierto con la escarcha.
El Nican Mopuhua indica
repetidamente qué tan maravilloso y asombroso era eso. Allí,
en la cima del Tepeyac, a pesar del crudo invierno las
hermosas flores estaban abriéndose. Esto estaba ocurriendo
en un lugar donde incluso en el verano normalmente no se
encuentran nada más que "montones de duras piedras,
espinosos perales, zarzas, y cactus de mesquite”.
Juan Diego escogió las flores como se le
ordenó y las puso en su tilma, una prenda similar a un
delantal. Entonces regresó hacia la brillante figura que lo
estaba esperando al final de la colina. "...y cuando ella
vio las flores, las tomó con sus venerables manos, luego las
volvió a poner en su tilma y le dijo:
Mi muy pequeño hijo, estas diversas
flores son la prueba, la señal que tú le llevarás al obispo.
Tú le dirás en mi nombre que esto hará que él pueda
reconocer mi pedido y por consiguiente convertir mi deseo en
realidad. Y tú, quien eres mi mensajero, en ti está puesta
la absoluta confianza.
Y te ordeno con el mayor rigor que en
ninguna otra parte que no sea en presencia del obispo abras
tu tilma y muestres lo que estás llevando."
Una vez más, Juan Diego se marchó, y una
vez más tuvo que esperar varias horas hasta obtener el
permiso para ser recibido por el obispo. Esta vez él no
estuvo solo en el cuarto con el obispo. Algunos altos
funcionarios de la iglesia y algunos otros indios estaban
presentes. Juan Diego se arrodilló delante del obispo
Zumárraga. Le dijo lo que había pasado y que había elegido
las flores del Tepeyac y que ésta era la prueba que él le
había pedido. El Nican Mopuhua informa como sigue:
"Aquí
están, por favor recíbalas. Y entonces él abrió su tilma
blanca en la que ella había puesto las flores.
Y en ese momento, cuando las espléndidas
flores cayeron al suelo, allí la tilma se transformó en un
augurio. De repente, apareció allí la bienamada imagen de la
Señora Inmaculada, de la Santa Virgen María. Cuando el
obispo y todos aquellos que estaban allí en el cuarto la
reconocieron cayeron de rodillas y la admiraron
enormemente."
Enfrentado con esta evidencia, Zumárraga
quedó finalmente convencido: una pequeña capilla fue
construida en la cima del Tepeyac, como ordenaba la
aparición. En 1695 se la reemplazó por una gran catedral. En
1754, el Papa Benedicto 14 reconoció El Milagro de Guadalupe
(que es el nombre que reemplazó el Tepeyac original).
Los papas siguientes no sólo pusieron el
énfasis en la validez de esta aparición, sino también le han
concedido un estatus superior a Guadalupe. En 1976, se
construyó una nueva basílica que tiene capacidad para
albergar a diez mil personas.
Juan Pablo II fue el primer papa en
visitar Guadalupe en 1981, 450 años después de las primeras
apariciones. Él la visitó de nuevo en la primavera de 1990.
Hoy, Guadalupe es parte integrada a la capital de México.
Más de 20 millones de peregrinos viajan a Guadalupe todos
los años y es uno de los santuarios más grandes de la
Iglesia Católica.
Las propiedades misteriosas de la tilma
Como
previamente se dijo, es la imagen dejada en la tilma lo que
hace al evento de Guadalupe uno extraordinario. La colorida
figura de María en la tilma de Juan Diego mide un total de
142 cm. En los siglos pasados, la figura fue repetidamente
pintada parcialmente por encima. Por ejemplo, las manos
fueron hechas más pequeñas para hacerlas parecer como más
mexicanas. Esto es detectable a través de la fotografía
infrarroja. Sin embargo, nosotros todavía tenemos en nuestro
poder la imagen original que apareció tan de repente y en
presencia de varias personas en el año 1531.
Durante las últimas décadas, se han hecho
gran número de análisis científicos, tanto sobre la imagen
como sobre el material de la tilma. Los resultados de estos
exámenes son de gran interés.
Primero, la tilma en sí es una prenda que
fue tejida con los ásperos hilos del agave. Normalmente
estos hilos, incluso bajo el tratamiento más cuidadoso, no
duran más de 20 años. Sin embargo, dado que la tilma de Juan
Diego tiene ahora 450 años de antigüedad, esto significa que
ha durado 20 veces más de lo que debería, y sin ninguna
señal de deterioro.
A pesar del paso de 450 años, los colores
en la tilma conservan notable brillo y vitalidad.
Lo que es aun más asombroso es el hecho
de que la imagen no fue protegida por una hoja de vidrio
durante los primeros siglos. Se conservaba en una pequeña,
abierta pero húmeda, capilla y expuesta sin cesar al
incienso y al humo de innumerables velas. Los inválidos se
han puesto la tilma sobre sus cuerpos, millones la han
tocado, y cientos de miles la han besado. Se han colocado en
ella piezas de joyería y pertenencias privadas, tales como
espadas y sables. Un biofísico llamado Phillip Callahan, de
la Universidad de Florida, calculó en 1973 la masa de
energía de la luz ultravioleta de las velas encendidas en
estrecha proximidad a la tilma. Según su investigación, las
emisiones de luz durante los últimos 450 años deberían haber
destruido los colores hace mucho tiempo. “La luz
ultravioleta demasiado intensa blanquea todos los pigmentos
de color, ya sean ellos orgánicos o inorgánicos por
naturaleza. El azul se marchitará especialmente rápido."
(Callahan, 1981). De algún modo, todos los colores han
sobrevivido hasta el momento.
En 1936, el alemán ganador del premio
Nobel Richard Kuhn, de la Universidad de Heidelberg,
recibió una muestra del tejido para examen. La muestra era
un hilo rojo y uno amarillo, directamente tomados de la
imagen. Durante sus investigaciones, Kuhn pudo concluir que
en realidad no había ningún color sobre o en los hilos. Esto
significa que no se usó ningún animal, planta, ni materia
colorante mineral: “La posibilidad de que fueran
utilizados colores sintéticos se excluyó porque los
sintéticos no estuvieron en uso por otros trescientos años."
(Johnston, 1981).
En 1946, se hizo por primera vez un
análisis microscópico directamente del tejido. Los
resultados confirmaron aquellos de Richard Kuhn. Además, se
determinó que la imagen no era en definitiva una pintura
puesto que no se encontraron marcas de pincel. Un nuevo
examen en 1954, hecho por el físico mexicano Francisco
Ribera, condujo al mismo resultado. El especialista en La
Guadalupe Católica Francis Johnston escribe:"Si la imagen
no es una pintura, ¿qué otra cosa es?”
(Johnston, 1981).
En 1964, un análisis de la propia imagen
fue efectuada por dos expertos en fotografía de Kodak (Callahan,
1981). Ellos determinaron que la imagen "tiene
definitivamente el carácter de una fotografía”. Un
examen infrarrojo hecho por Philipp Callahan y Jody Smith en
mayo de 1979, demostró la falta de un lienzo preparado,
además de una capa de tierra o una capa de barniz
protectora. "Las fotografías infrarrojas no muestran
ninguna marca de pincel, y la ausencia de alguna cola es
obvia debido a los muchos huecos vacíos que son visibles en
el material. Tal fenómeno es fantástico... Se encontró que
el color rosa en la imagen le permite a la luz infrarroja
que lo atraviese. Éste es otro misterio. La mayoría de los
pigmentos rosas son normalmente impenetrables por la luz
infrarroja, pero éste no es el caso para esos pigmentos en
la imagen." (Callahan, 1981).
En 1929, el fotógrafo mexicano Alfonso
Gonzáles descubrió que los ojos de la figura en la tilma
estaban reflejando una cara obviamente humana. Él anunció su
descubrimiento, pero éste fue guardado en secreto por la
Iglesia y al final simplemente fue olvidado.
Más de 30 años después, el 29 de mayo de
1951, el ilustrador Carlos Salinas examinó una ampliación de
la cara de la Señora (en la tilma). Usando una lupa,
descubrió que la pupila del ojo derecho contenía la imagen
de un hombre barbado. Por consiguiente, el obispo de México,
D.F. instituyó una comisión investigadora. El 11 de
diciembre de 1955, los miembros de este comité no sólo
confirmaron el descubrimiento, sino también declararon que
con toda probabilidad esa cara era la de Juan Diego.
Posteriores exámenes realizados por
oculistas, ópticos, y físicos mostraron más detalles. Por
ejemplo, el oculista Rafael Chavoignet declaró (citado por
Johnston, 1981): " Estudié los ojos con el mayor cuidado
posible y, de hecho, observé la imagen de un hombre en la
córnea de ambos ojos. La distorsión en la posición de la
imagen es idéntica a la que se produciría en un ojo normal.”
En 1962, el óptico Charles Wahlig
investigó de nuevo la tilma, pero esta vez con otros
ópticos. Ellos realizaron una ampliación de los ojos
veinticinco veces superior y no sólo descubrieron dos caras
más reflejadas, sino también pudieron reconstruir la
configuración geométrica de esas personas en el momento de
la aparición de la imagen. "En el momento en que Juan
Diego le entregó las flores al obispo, nuestra Bendita
Señora estaba en realidad presente en el cuarto, pero quiso
permanecer invisible. En lugar de eso, ella quiso dejar un
símbolo visible, imperecedero, de su presencia en la tilma
de Juan Diego. Esa parece ser una imagen auténtica de ella,
como si estuviera allí en el cuarto y observara el
desarrollo del evento. La imagen es perfecta en cada
detalle, incluso los reflejos de Juan Diego y de las otras
personas que claramente miran por encima de sus hombros.
Desde la posición de Juan Diego y las otras dos personas,
nosotros podemos notar que ellos no podían ver la imagen de
la Bendita Señora. Las dos personas están mirando a Juan
Diego y es evidente, podemos asumir, que él estaba mirando
al obispo." (Wahlig, 1972).
Además, es de hacer notar que un nuevo
examen, llevado a cabo en 1986, con microscopios
electrónicos y análisis de computación, por el oculista
Jorge Padilla y el ingeniero de la NASA José Tonsman,
condujo al mismo resultado (Tonsman, 1981).
En comparación con otras pinturas, las
dos personas descubiertas en las pupilas de los ojos fueron
identificadas, con toda probabilidad, como el intérprete del
obispo Zumárraga y el obispo Ramírez y Fuenleal, que también
estaba presente durante el acontecimiento. "Debe
mencionarse que no existía ninguna evidencia científica con
respecto a los reflejos del ojo hasta que Helmholtz los
confirmara en un extenso ensayo sobre el ojo hacia 1880. Ya
que no fue posible captar esos reflejos hasta la invención
de la cámara, nosotros nos confrontamos con un fenómeno
científico inexplicable. ¿Quién podría conocer eso en el año
1531, y podría haberlo usado?" (Johnston, 1981).
Excluyendo un milagro
Los resultados de los varios exámenes
científicos de la imagen en la tilma de Guadalupe nos llevan
a creer que no es una pintura, ni un milagro, ni una
falsificación posterior. Eso nos deja con dos posibles
explicaciones:
1) La imagen realmente fue creada por la
influencia inmediata y milagrosa de la Santa María de Dios y
no necesita más interpretación,
O
2) Después de considerados todos los
factores conocidos en relación con su origen, intentamos
explicar la formación de una manera lógica y racional.
Sin ninguna duda, en la literatura
religiosa hay buena gana de hacer uso de la primera
posibilidad. Según la Iglesia, fue un milagro divino,
producido en el momento en que Juan Diego abrió su tilma. Un
examen más riguroso de las circunstancias no parece ser
apoyado por los análisis o la reciente literatura.
Preparación del "milagro"
Incluso de una ojeada, uno puede ver que
hay tres partes para el "milagro" involucrado en el
Acontecimiento de Guadalupe. Hasta donde yo sé, una
clasificación tripartita nunca se ha intentado en la
literatura religiosa, pero esto es evidente cuando echamos
una mirada más cercana a los problemas.
1) Los preparativos temporales: En la
tarde del 10 de diciembre Juan Diego transmitió la exigencia
del obispo a la figura milagrosa. Su respuesta fue:
Muy bien, mi pequeño hijo, tú debes
regresar mañana para que puedas llevarle al obispo la señal
que pidió. Se deduce pues que
el hacedor del "milagro de las flores" no podía llevar a
cabo el milagro en ese momento inmediato, sino en cambio,
que necesitaba de un tiempo para prepararlo. Así que, el
directo funcionamiento del milagro de un Dios todopoderoso,
omnipotente, puede excluirse.
2) Organización de los preparativos:
Después de que Juan Diego hubo escogido las flores tuvo que
llevarlas hasta la figura de la Santa María. Johnston (1981)
describe esta escena de la siguiente manera: “Abriendo su
tilma, él la llenó con las flores de colorida mezcla y bajó
al lugar donde la Señora, rodeada por una aureola oval de
luz, esperaba por él. Cuando él le mostró la magnificencia,
ella la arregló cuidadosamente con su propia mano."
Esta supervisión de las flores era
necesaria para verificar y asegurarse de que una muestra
suficiente de cada flor había sido tomada y que ellas
estaban dispuestas de manera correcta. Una vez más se
demuestra que éste no es un milagro del tipo clásico, sino,
más bien, un procedimiento metódico y sistemático.
La organización de los preparativos
también incluye otro hecho importante. En el Nican
Mopuhua se dice:
"Y tú que eres mi mensajero, en ti está
la confianza absoluta. Y yo te ordeno con gran rigor que en
ninguna otra parte salvo en presencia del obispo deberás tú
abrir tu tilma y mostrar lo que estás llevando."
Estas instrucciones desenmascaran todo el
evento: un milagro hecho por Dios debe ser, por todas las
definiciones de esos milagros, completamente independiente
de la conducta de personas dadas. Sin embargo, en este caso
se hace obvio que el milagro deseado tiene condiciones
definidas relacionadas con él, no siendo lo de menos la “no
apertura de la tilma” hasta un momento específico.
3) El milagro de la imagen en sí misma:
La creación de la imagen, como indicaba la preparación,
dependía de las llamadas “flores" que Juan Diego estaba
llevando en su tilma. En el Nican Mopuhua encontramos
lo siguiente:
“Y cuando las diferentes flores preciosas
cayeron al suelo, ahí la tilma se transformó en una señal y
de repente allí apareció la amada imagen de la Señora
Inmaculada, la Santa Virgen María, la madre de Dios, en su
forma actual.”
Hay una conexión causativa clara y obvia:
las “flores" (en una formación bien definida y controlada) y
la apertura de la tilma, producen la creación de la imagen,
concretamente en el momento exacto ordenado por la
aparición. Éste es un reiterado indicio de que todo esto no
tiene nada que ver con un evento milagroso. Fue un
acontecimiento organizado y coordinado que dependía de los
principios físicos del espacio-tiempo.
Por consiguiente, se deduce que la
cuestión número 1 debe ser rechazada. La creación de la
imagen de Guadalupe no se debió a la influencia inmediata y
milagrosa de la Virgen María o Dios.
Reconstrucción del verdadero acontecimiento
Puesto que la imagen no obstante existe,
y dado que están las características específicas mencionadas
más arriba, no queda más que la posibilidad de que –
contrariamente a las declaraciones de la teología - estemos
tratando con un evento muy racional y explicable, aun cuando
cada detalle tenga que ser explicado todavía. En otras
palabras, la proyección de la imagen de la Virgen María por
extrañas, y muy probablemente tecnológicamente avanzadas,
inteligencias extraterrestre.
En este caso en particular, podemos
conciliar todas las contradicciones dadas por el
funcionamiento de un milagro divino. Contrariamente a un
Dios todopoderoso, incluso una altamente desarrollada
civilización tecnológica tiene que obedecer los principios
físicos. Es posible que incluso una IET no sea capaz de
reaccionar inmediatamente ante requisitos súbitos, por
ejemplo, una señal con el propósito de evidencia. Una IET
necesitaría tiempo para preparar la "señal" y no estaría en
posición de evitar un plan coordinado. Si nosotros
presuponemos que ésta era una operación de IETs, podemos
reconstruir el acontecimiento de Guadalupe de la siguiente
manera:
Durante la tercera aparición, la IET que
se deja ver a sí misma como la Virgen María manifiesta su
buena voluntad para dar una señal visible, una pieza de
evidencia, al mensajero escogido. Básicamente, ella decide
proporcionarle algún tipo de imagen visual como la
proyección holográfica. Sin embargo, debido a comprensibles
circunstancias, una fotografía no podía ser creada antes del
momento en que Juan Diego estuviera en directa proximidad
con el obispo. Una creación anterior habría sido tenida
inmediatamente como una falsificación.
Las IETs hacen los preparativos
necesarios en la cima del Tepeyac. Las flores o algo que se
parecía a flores contenían una emulsión o una pintura al
agua. Johnston (1981) escribe sobre una mezcla de colores.
Las flores son recogidas por Juan Diego e inspeccionadas por
la figura proyectada. Al visionario contactado se le
advierte que no abra la tilma. Podemos inferir que con esto
se quiere evitar que entre la luz, debido a la sensibilidad
del material. Esto aseguraba que la" fotografía" fuese hecha
precisamente en el momento correcto.
No es hasta después de que Juan Diego
llega a la Ciudad de México que él abre su tilma. Incluso el
intérprete religioso Johnston (1981) declara lo siguiente
sobre este evento: “Era como si la tilma de Juan Diego
fuese una película en colores, preparada para fotografiar a
la madre de Dios. Aunque no visible al ojo humano,
exactamente en el momento en que Juan Diego se reflejaba en
sus ojos [la fotografía fue tomada]. Éste es un hecho
increíble y después de más de cuatrocientos cincuenta años
esta información es ahora finalmente sacada a la luz y
confirmada por la ciencia moderna.”
En efecto, el acontecimiento que creó la
imagen en la tilma no fue de fotografía en el sentido en que
nosotros estamos hoy familiarizados. La tilma no sólo actuó
como una lente y como la película en colores, sino también
como el objeto de la fotografía. Eso implica que la figura
en sí permaneciera invisible durante todo el episodio.
Quizás era alguna clase de fotografía infrarroja que hizo
visible una longitud de onda que no es visible al ojo
humano. Sin duda, tuvo que haber algo en la habitación, de
lo contrario no habría sido posible que Juan Diego y las
otras personas en el cuarto quedaran reflejados en los ojos
de la figura.
Aun cuando el proceso de fotografía no
pueda se comprendido en detalle en razón de que nuestra
tecnología no se ha desarrollado lo suficiente, podemos
reconocer indudablemente la relación tecnológica de este
evento.
Una considerable evidencia circunstancial
está asociada con la naturaleza de los colores. Hay una alta
probabilidad de que el color fuese producido sintéticamente.
Desgraciadamente, ningún análisis de este tipo se ha
emprendido porque esta idea se excluyó desde un principio.
Quizás la imagen contiene más evidencia
sobre su verdadero origen. ¿Cómo pueden ser encontradas las
pistas que llevan a tal evidencia? Puede ser posible que
ellas estén ocultas en alguna parte dentro de la propia
imagen. Está claro que con un análisis científico más a
fondo habrá mucho más por descubrir sobre la tilma del
acontecimiento de Guadalupe.
EL AUTOR,
fallecido en 1999, estudió geología, paleontología, física y
geofísica en la Universidad de Wurzburg (Alemania). Recibió
su doctorado luego de una tesis en una especial rama de la
planetología. Escribió numerosos artículos científicos y
también varios libros sobre la hipótesis de las paleovisitas
extraterrestres.
© Johannes Fiebag, 1997. Todos los derechos reservados.
Traducido y publicado con autorización de Peter Fiebag.
Prohibida su reproducción sin permiso expreso de Peter
Fiebag.
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