Raros “ornamentos religiosos”
Entre la exquisita
colección de antiquísimas piezas precolombinas del Museo del
Oro, anexo al Banco de la República, en Bogotá, Colombia, se
cuentan unos extraños objetos alados, catalogados como
“ornamentos religiosos”, que han generado ya hace tiempo una
muy interesante discusión, prolongándose hasta el presente
día.
Se trata de unos
colgantes de collar, de unos 5 cm. promedio, encontrados en
algunas tumbas descubiertas en los municipios colombianos del
Tolima (como Venadillo, del Quindío, Ataco y el Valle del
Cauca) cuya antigüedad se estima en unos 2.000 años. Y el
problema es que su apariencia zoomorfa plantea no pocas dudas
y desacuerdos. Muy especialmente, el que ilustra esta página.

Para algunos
arqueólogos, la pieza en cuestión representa un ave; para
otros se trata sin duda de una mariposa, y hay quienes afirman
que es un pez volador. Lo cual, por lo pronto deja en claro
que parece ser un verdadero acertijo de la orfebrería del
estilo Tolima…
¿La réplica
de un avión?
Sin embargo, a Ivan
Sanderson, un inquieto escritor bien conocido por documentar
rarezas del mundo antiguo, el artefacto no le pareció en lo
más mínimo una réplica de ningún ser vivo, sino más bien la de
un objeto mecánico muy semejante a un avión moderno,
con alas en forma de delta, cola y alerones o elevadores,
cabina, parabrisas y compartimiento de motor incluido. Y
convencido de estar en lo cierto, consultó la opinión de
varios ingenieros y pilotos mostrándoles la imagen sin
advertirles desde luego su procedencia. En general todos
coincidieron en que se parecía a un avión caza F-102 –
cabe destacar que la encuesta de Sanderson se llevó a cabo
hace más de treinta años. Por su parte, J.A. Ulrich, profesor
de aerodinámica y a la vez un veterano piloto que había
luchado en dos guerras, sostuvo que a juzgar por la forma del
avión y las alas curvas en los extremos se trataría de un
aparato a chorro de última generación (similar al modelo
Sabre, que por entonces se había desarrollado en Suecia). Y,
ya más categóricamente, agregó: “Su forma es válida sólo
para ciertos tipos de vuelo. Esa clase de ala es adecuada para
la atmósfera hasta una altura de 15.000 a 18.000 metros…La
curvatura es para prevenir vibraciones al superar la barrera
del sonido…La estructura del ala indica posibilidades
supersónicas…Cuando se vuela a una supervelocidad se forma un
colchón… También podría volar debajo del agua, sin que le
fuesen arrancadas las alas. Si se quisiera mover un vehículo a
gran velocidad en un medio como ése, debería ser construido de
esta manera.”
¿Podrían estar
basadas estas opiniones en simples interpretaciones surgidas
de la engañosa apariencia del ornamento indígena? Es decir,
¿podríamos estar ante una especie de hipótesis que no
soportaría la comprobación empírica…?

Desde luego, bien
puede ser ésta una duda razonable; sobre todo si se tiene en
cuenta que hablar de la existencia de un avión ultrasónico en
tiempos prehispánicos suena, como poco, descabellado. Sin
embargo, es de seguro sorprendente que habiéndose interesado
oportunamente en el asunto, el Aeronautical Institute de Nueva
York, tras realizar las correspondientes verificaciones
técnicas sobre una maqueta del cuestionado objeto – pruebas
con ventilador y otras – haya concluido que se trataba de
¡un aparato que en efecto podía volar como un avión moderno!
EL AUTOR
estudió abogacía en la
Universidad de Buenos Aires (Argentina). Es periodista versado
en ciencia y fue coordinador documental de la revista
Cuarta Dimensión, jefe de redacción de otras publicaciones
especializadas y actualmente es el editor de
antiguosastronautas.com. Desde 1980 ha publicado gran
número de artículos referidos a la hipótesis de las
paleovisitas extraterrestres.
© César Reyes de Roa, 2005 – Todos los derechos reservados.
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