
Proclamado por la UNESCO “Patrimonio de la Humanidad”
en 2004, el monasterio Visoki Decani, en Kosovo, es
la iglesia medieval mejor conservada de los Balcanes y todo
un símbolo de la religión ortodoxa serbia.
Dedicado a Cristo Pantocrátor, de imponente arquitectura
romántica y bellamente adornado con frescos que son un
ejemplo acabado del arte bizantino, el monasterio fue
establecido en 1327 por el rey Stefan Uros III Decanski y su
construcción fue continuada y concluida en 1335 (luego de la
muerte del rey en 1330) por su hijo y sucesor al trono
Stefan Uros IV Dusan - aunque los frescos recién fueron
acabados en 1350, esto es, exactamente, a mitad del siglo
14.
Más allá de su incontestable valor histórico/cultural, esta
iglesia ha cautivado - desde hace algo más de cuarenta años
- el interés de los defensores de la Hipótesis del
Antiguo Astronauta a causa de una provocativa pintura de
la crucifixión de Jesucristo que muestra en el cielo dos
raros objetos cuyo aspecto permite evocar alguna especie de
“runabout” salido de la famosa serie televisiva “Star Trek”.
De hecho, incluso sin necesidad de aguzar la vista ni forzar
para nada a la imaginación, puede uno ver claramente a
sendos personajes sentados en el interior de cada “objeto
celestial” – al igual que pilotos - cuyas manos parecen
patentizar de la mejor manera la actitud de aquél que está
manipulando los controles de alguna clase de ingenio
volador.

Fresco de la Crucifixión de Cristo, en el monasterio Visoki
Decani. Copyright Blago Fund.

Detalle de raros objetos en el cielo a la derecha e
izquierda de Cristo. Copyright Blago Fund.
Las primeras referencias
Nadie había puesto particular atención en estas extrañas
imágenes hasta que, en 1964, Aleksander Paunovich, un joven
estudiante de la Academia de Artes de Yugoslavia, tomó una
foto del enorme fresco con teleobjetivo. Ese mismo año, la
foto y el tema pasaron sin pena ni gloria por una revista de
poca tirada de la ex Yugoslavia llamada
Lumière.
Pero fue recién tres años después, cuando la historia
apareció en la hoy desaparecida revista Spoutnik, que
la curiosa escena de los “objetos aéreos” cobró verdadera
notoriedad.
Dedicada a la difusión de la cultura rusa, Spoutkik
se editaba en Francia en un formato similar
al de la muy popular Selecciones del Reader´s Digest.
Y fue allí donde, en 1967, el licenciado en Filosofía e
investigador de la Academia de Ciencias de Moscú Viatcheslaw
Zaitsev publicó un largo y controvertido artículo titulado
“Des Visiteurs du Cosmos” (Los visitantes del
Cosmos), que incluía, entre otras rarezas, el enigmático
fresco de Decani. Luego, otros autores, también defensores
de la hipótesis de las paleovisitas extraterrestres, se
hicieron eco de sus dichos y la imagen en cuestión se hizo
bien conocida en todo el mundo de manera definitiva.
¿El Sol y la Luna?
El simbolismo del arte antiguo requiere una correcta
interpretación, dicen bien los expertos. Y para tales
eruditos, los polémicos objetos que se ven el cielo no son,
desde luego, aparatos voladores de ningún tipo, sino,
simplemente, representaciones del Sol y la Luna.
Y, hay que decirlo: a primera vista el margen de discusión
para tal afirmación no parece ser más ancho que una muy
estrecha cornisa por la que nadie querría caminar por temor
a caer al vacío. De hecho, sólo basta echar una mirada a
algunas de las muchas pinturas medievales que ponen al Sol y
la Luna caracterizados como testigos humanos de la
crucifixión, según podemos apreciar claramente en esta
suerte de muestreo que se expone a continuación:
 
 
 
El Sol y la Luna, caracterizados como testigos humanos de la
crucifixión en pinturas medievales.
Al respecto, James Hall, el autor de “Dictionary of
Subjects & Symbols In Art” (Diccionario de Temas y
Símbolos en el Arte) escribió:
“El Sol y la Luna, uno a cada lado de la cruz, son una
característica habitual de las crucifixiones medievales.
Perduraron en los primeros años del Renacimiento pero rara
vez se ven después del siglo15. Su origen es muy antiguo. La
costumbre de representar al Sol y la Luna en imágenes de los
dioses del sol paganos de Persia y Grecia fue una práctica
que se transfirió en tiempos de los romanos en monedas que
representaban a los emperadores (...) El Sol es a veces
representado simplemente como el busto de un hombre con un
halo radiante, la Luna como una mujer con la media luna de
Diana. Posteriormente son reducidos a dos sencillos
discos, la Luna que tiene una media luna dentro del círculo,
puede ser llevada por los ángeles. El Sol aparece a la
derecha de Cristo, la Luna a su izquierda.”
Atentos a la explicación de Hall - una referencia obligada -
y a la contundencia de las imágenes comparativas de arriba,
el tema parecería estar más cerca del punto final que de los
suspensivos…Pero, lo que uno mínimamente pretende de un
rompecabezas es que las piezas encajen a la perfección, para
tener al final de la tarea del armado una composición
armoniosa a la vista. Y acá hay dos piezas que no se ajustan
del todo…o más bien salen sobrando.
Las dos imágenes que veremos enseguida son parte de los
frescos del mismo monasterio Decani, ubicadas en un nivel
más bajo de la bóveda. Claramente se advierte que son
representaciones humanizadas del Sol y la Luna, que guardan
evidente similitud con las otras que analizamos
anteriormente.

El Sol y la Luna, representados en otro nivel de la bóveda
del monasterio Decani. Copyright Blago Fund.
Y la pregunta que sigue no puede ser más sincera, hecha
desde la más pura curiosidad: ¿por qué el ignoto artista
no representó de este modo habitual al Sol y la Luna en
la escena de la crucifixión y eligió en cambio un motivo tan
peculiar como el nos pone ahora, siglos después, a
rascarnos la cabeza?
¡Nada de lo dicho por el erudito James Hall más arriba nos
ayuda a encontrar una respuesta!
Como si se tratara de un Michelangelo Buonarroti (Miguel
Ángel) retratando fielmente en la Capilla Sixtina la
desnudez de los protagonistas del Génesis y del Juicio Final
(cosa que, dicho sea de paso, provocó el enojo y reprobación
de las autoridades de la Iglesia), el desconocido pintor de
los frescos de Decani también se animó a su modo, por lo
visto, a “romper las aguas”…
Simbolismo
El arte bizantino surge como confluencia de los estilos
griegos, romanos y orientales. Y seguramente la
trascendencia de los símbolos de tales culturas ha servido
para unir contenidos dispares de épocas y pueblos
diferentes.
De hecho, la palabra “símbolo” proviene del griego
“σύμβολον” que significa “unir”, de manera que puede decirse
que los símbolos son, llegado el caso, como “puentes
culturales” que unen a los hombres (incluso de naciones
diferentes) con un origen mítico común o semejante; como
quien se mira en el espejo de agua del vecino y aun así
puede reconocer su propio rostro.
Pero al margen de ello, no
deja de ser bastante llamativo que el artista que pintó el
polémico fresco de Decani haya elegido, precisamente, poner
ciertos símbolos que
fueron utilizados dos mil años antes de Cristo para
identificar a tres poderosas divinidades de la mitología
mesopotámica…
La tríada semita
Cuando hablamos de la
mitología mesopotámica, hacemos referencia al nombre general
con el que se conocen las mitologías sumeria, asiria y
babilónica. En ella, cabe diferenciar a las divinidades en
dos grupos principales: las sumerias y las semitas, siendo
que las últimas fueron incorporadas por los acadios,
primero, y seguidamente por los babilonios, asirios, arameos
y caldeos a medida que estos pueblos se fueron incorporando
a la región. De tal manera,
la “tríada
sumeria” la formaban los dioses An, Enlil y Enki mientras
que la “tríada semita” estaba compuesta por los dioses Sin,
Ishtar y Shamash - equivalentes a la Luna, Venus y el Sol,
respectivamente. Es oportuno aclarar que sólo mencionamos
aquí a las divinidades principales, que son las que nos
interesan a los efectos del presente trabajo.
Resumidamente, daremos acto seguido una relación del tipo
“quién es quién” en esta “tríada semita”, a saber:
-
SIN
(NANNAR, para los sumerios) era el dios masculino de
la Luna, representado a veces como un anciano con
cuernos o, más frecuentemente, con el símbolo de una
luna creciente. Se lo mencionaba como el padre de
Ishtar, que heredaría el cetro lunar, y Shamash, su
gemelo. Se agregó al panteón de dioses mesopotámicos en
el período acadio, entre el 2200 y 2100 a.C., y junto a
Ishtar y Shamash era considerado miembro de la “tríada
semita” de
divinidades con relaciones celestiales.
-
SHAMASH
(UTU, para los sumerios) era el dios del Sol y la
Justicia, representado como
una figura masculina de cuyos hombros emanaban llamas, o
bien, en general, con el símbolo de un disco solar de
cuatro puntas con otros cuatro rayos ondulados
intermedios (posteriormente,
su símbolo fue también la balanza.)
Era
hijo de Sin-Nannar y Ningal, y hermano de Ishtar (Inanna)
e Iskur. En el período acadio (2200-2100 a.C.) fue
considerado, junto con Sin e Ishtar, miembro de la
"Tríada de dioses con relaciones celestes".
-
ISHTAR
(IANNA, para los sumerios) era la diosa del amor
y la guerra, de la vida, del sexo, de la fertilidad.
Se la asocia al planeta Venus, estrella de la mañana
y del anochecer (de hecho, los astrónomos han llamado,
en su honor, Ishtar Terra a una región del
planeta Venus). Se la representaba con el símbolo de
una estrella de ocho puntas. Era hija de Sin y
hermana gemela de Shamash e integraba junto a ellos la
“tríada de dioses con relaciones celestes”.

Símbolos
de la Tríada Semita. Izquierda: Luna creciente del dios Sin.
Centro: Disco solar de cuatro puntas con otros cuatro rayos
ondulados
del dios Shamash. Derecha: Estrella de ocho puntas
de la diosa Ishtar.
Bien conocidos por todos en su época, estos símbolos eran
utilizados de manera corriente incluso en cuestiones
mundanas - de la vida cotidiana - como en el caso de los
kudurrus. Muy populares durante el periodo de la
dominación cassita de Babilonia (1530-1160 a.C.), los
kudurrus eran estelas que servían
como registros de diversos actos “jurídicos”, como la
solución de una disputa a veces, una concesión de
privilegios otras, o más frecuentemente para constatar la
donación de tierras y/o propiedad de un terreno - de hecho,
la palabra kudurru viene del acadio que significa
“límite” o “frontera”. Así, para dar validez al acuerdo de
partes, se invocaba a los dioses como testigos y los
símbolos que los representaban eran grabados en la piedra. Y
era lo más común, por su importancia, poner a la tríada
Sin-Shamash-Ishtar en la parte superior de tales kudurrus…

Kudurru con los símbolos de Sin, Shamash e Ishtar en la
parte superior.
Asimismo, para los lectores de
“El 12vo. Planeta” y otras obras de Zecharia
Sitchin, los nombres de los dioses Sin, Shamash e
Ishtar no son desconocidos en absoluto.
¡Son los Nefilim que vinieron
del Cielo!
Rarezas
Pero, si se me permite reiterar la pregunta, ¿qué tienen
que ver estos símbolos de aquellos Nefilim en una pintura
medieval de fuerte contenido cristiano?

Los símbolos de Sin, Shamash e Ishtar en el fresco del
monasterio Visoki Decani.
Copyright, César Reyes de Roa, 2010.
A diferencia de lo que ocurre con algunas manifestaciones
del arte pictórico rupestre, o bien del arte mueble, donde
ciertas “rarezas” pueden sugerir una suerte de “testimonio”
del artista sobre “artefactos o utensilios de los dioses”
que él tuvo a vista de ojos, es claro sin lugar a dudas que
el dueño de los pinceles que en la Edad Media plasmaron la
escena de la crucifixión sobre una pared del monasterio de
Decani no pudo haber brindado nunca testimonio alguno de
primera mano …Luego, ¿quiso el autor dejarnos un mensaje
críptico de alguna clase? O bien, ¿se trata sólo de una
simple casualidad?...
¿Casualidad?
El
diccionario de la RAE define a la “casualidad” como una “combinación
de circunstancias que no se pueden prever ni evitar.”
En tanto que el célebre escritor y filósofo francés Voltaire
sentenció hace tiempo algo que nos da un poco más en qué
pensar:
“Lo que llamamos casualidad no es ni puede ser sino la causa
ignorada de un efecto desconocido.”
En lo personal, apreciaría que lo señalado aquí por mí
fuese, sencillamente, el punto de partida de una investigación más profunda…
Agradecimientos:
Deseo expresar mi sincero agradecimiento al señor Nenad
Vukicevic, y en su persona a BLAGO Fund (www.srpskoblago.org/) por la
gentil autorización para publicar las imágenes de la
crucifixión de Cristo del Monasterio Visoki Decani.
EL AUTOR
estudió abogacía en la Universidad de Buenos Aires
(Argentina). Es periodista versado en ciencia y fue
coordinador documental de la revista Cuarta Dimensión,
jefe de redacción de otras publicaciones especializadas y
actualmente es el editor de antiguosastronautas.com.
Desde 1980 ha publicado gran número de artículos referidos a
la hipótesis de las paleovisitas extraterrestres
© César Reyes de Roa, 2010 – Todos los derechos reservados.
Prohibida su reproducción sin autorización previa del autor.
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