Como alguien me dijo no hace
mucho tiempo,
“apuesto que hay una interesante historia con cada uno de
sus libros.”
Aquí hay un par relacionadas con Atlantis Rising,
recientemente reeditado por Galde Press (http://www.galdepress.com/books/alternativescience/atlantisrising.html
):
Aunque el libro fue publicado primero por Dell Books
en 1973 y como Frank Joseph, que escribió el prólogo para la
nueva edición, observó, “el re-encendido interés público
en la Atlántida,” y como William H. Kennedy notó, éste
“fue el primer trabajo en sugerir que los pueblos
antiguos fueron visitados por extraterrestres que ayudaron a
desarrollar una cultura global antediluviana,” el libro
fue realmente escrito en 1969 - '70. Una editora que había
estado avanzando en la carrera literaria, pasando de las
casas menores a las más grandes, me llamó cuando asumió la
dirección de Dell Books y dijo, “hagamos ese gran
libro sobre Atlántida del que hemos hablado.”
Después de haber terminado el libro, supe que Dell
tenía emocionantes noticias para mí. Los Estudios Walt
Disney estaban interesados en Atlantis Rising
para una película. Nosotros nos encontramos con varios
ejecutivos de Disney en Nueva York, y parecía una cosa
segura que mi libro sería la base para una película. La
publicación de Atlantis Rising sería, sin
embargo, retrasada para hacerla coincidir más estrechamente
con la realización del film. Aunque cualquier autor que
valora su tinta está ávido de ver impreso un trabajo
terminado, el estar vinculado a una película de Disney
hacía ver el retraso en la publicación como un pequeño
sacrificio del ego. Sin embargo, como tantos otros autores
han aprendido para su consternación, hay un mundo de
diferencia entre una opción y la producción real y la
realización de una película. Yo he tenido muchos de mis
libros en opción. El único llevado a la pantalla ha sido uno
por completo ajeno al reino de lo paranormal, UFOs, o
Atlántida - Valentino, la biografía del gran amante del cine
mudo, acordado y realmente realizado por Ken Russell. La
única cosa tangible con la que yo salí de la experiencia con
Disney fue un puñado de lapiceras de Mickey Mouse para mis
hijos.
Mi editor de Dell se fue a otra editorial, y los años
pasaron. Disney finalmente hizo: Atlantis: The Lost
Empire en 2001, que estalló en la taquilla – el justo
Karma del estudio, me dio mucha lástima que no
filmaran Atlantis Rising. Pero ya en 1970-‘72,
mis averiguaciones a Dell sobre el destino de mi libro se
topaban con confusos e incómodos silencios. Mi agente supuso
que ellos habían perdido el manuscrito y que el libro nunca
se publicaría.
Entonces, increíblemente, con no más de un par de semanas
para que vencieran sus derechos contractuales de posesión,
alguien en Dell encontró el manuscrito de Atlantis
Rising y anunció que se publicaría lo más pronto
posible. Unos meses después de la publicación en 1973,
Atlantis Rising había entrado en las once
impresiones.
Otra historia interesante que ocurrió cuando escribía el
libro fue la extraña llamada telefónica que recibí una
noche, mientras trabajaba en el manuscrito, de alguien que
decía ser un atlante y que estaba llamando desde una de sus
bases submarinas. Sí, yo sé lo que usted está pensando: ¿Por
qué debo sorprenderme si yo, un autor de lo extraño e
inusual, recibió una llamada de un chiflado que creía que
estaba viviendo en una ciudad bajo el océano? Quizá. Pero yo
apenas me encontraba trabajando en el Capítulo Cinco:
“Mighty Teachers from an Undersea Kingdom” (“Los
Poderosos Maestros de un Reino Submarino”) cuando él llamó.
Si Atlántida todavía existiera, estoy convencido de que el
lugar más probable para su dominio estaría bajo nuestros
mares. En 1969, el Dr. Roger W. Wescott, presidente del
departamento de antropología de Drew University, Madison,
New Jersey, publicó The Divine Animal en el que
presentó una bien razonada teoría de que los extraterrestres
habían aterrizado en la Tierra hace alrededor de 10.000
años, con la intención de enseñarle a la humanidad un mejor
estilo de vida. El antropólogo opina que los viajeros
espaciales fueron vistos como dioses por nuestros
antepasados humanos, pero cuando las especies dominantes de
la Tierra continuaron demostrando su naturaleza avara y
destructiva, los extraterrestres renunciaron indignados y se
retiraron para establecer bases submarinas.
A pesar de que los tutores cósmicos se frustraron
temporalmente en sus esfuerzos por construir un mundo mejor
aquí en la Tierra, ellos no abandonaron la esperanza, y de
vez en cuando surgen para dirigir ciertas inspecciones al
azar para ver si los humanos están avanzando
intelectualmente y haciéndose menos bárbaros. Tales
incursiones de observación explican los avistamientos de
UFOs que se han informado por miles de años.
El Dr. Wescott también sugiere que cuando los ufonautas
se retiraron de la superficie de la Tierra, se llevaron a
algunos humanos con ellos para entrenarlos e instruirlos
según sus avanzados principios extraterrestres. El Dr.
Wescott conjetura que algunos de estos humanos especialmente
enseñados podrían haber retornado a la superficie a ciertos
intervalos para convertirse en líderes. Algunos de estos
aprendices trabajaron para cambiar la humanidad para mejor,
mientras otros, corrompidos por una combinación de su
conocimiento secreto y la maleabilidad de los menos
avanzados humanos, sólo trajeron caos adicional y confusión
al mundo. El Dr. Wescott especula que individuos tales como
Buda, Jesús, Krishna, Genghis Khan, y Atila el Huno podrían
haber sido enviados a la superficie por los ufonautas
con mayor o menor éxito.
En opinión del Dr. Wescott, una teoría tal ayuda a explicar
dos de las leyendas más extendidas y persistentes
encontradas en casi todos los pueblos y todas las culturas:
1.) Hubo un tiempo en que los dioses caminaron la tierra y
enseñaron a la humanidad. 2) Hubo una cultura llamada
Atlántida cuya floreciente civilización se encontró con la
catástrofe y se hundió bajo el mar.
El Dr. Wescott también teoriza que no puede haber habido una
destrucción catastrófica de un continente, sino, más bien,
un retiro ordenado de los "dioses," los maestros cósmicos,
cuando ellos transfirieron sus bases de la tierra al suelo
marino. Si una teoría tal como la que él propone puede ser
verdad, el Dr. Wescott sugiere que los muchos serios
capitanes de mar que han visto UFOs entrando y saliendo del
océano bien podrían haber estado viendo vehículos aéreos de
bases submarinas construidas por seres avanzados.
Desde que empecé un estudio intensivo del fenómeno UFO en
1956, me han intrigado esos informes de individuos que
afirman haber sido testigos de extrañas naves aéreas
entrando y levantando grandes masas de agua. Es más, el halo
de misterio y la realidad de las bases submarinas USO (Unidentified
Submarine Objects) parece ser más convincente con cada año
que pasa.
A mediados de febrero de 1942 - cinco años antes de Roswell
– el teniente William Brennan de la Real Fuerza Aérea
Australiana estaba de patrulla sobre Bass Strait al sur de
Melbourne, Australia, a la caza de submarinos japoneses o
alemanes de largo alcance. Pescadores del área habían
informado acerca de luces misteriosas moviéndose por la
noche en el mar, y después del ataque japonés en Darwin el
19 de febrero, el Alto Comando Aliado hizo hincapié en la
necesidad de una vigilancia más estricta.
La patrulla aérea estaba volando unas millas al este de la
Península de Tasmania aproximadamente a las 5:50 P.M. de
una tarde soleada cuando un extraño aparato de un color
bronce reluciente surgió de repente de una masa de nubes
cerca de ellos. El objeto tenía unos 150 pies de largo y
aproximadamente 50 pies de diámetro. El teniente Brennan vio
que el raro aparato tenía un domo o cúpula en su parte
superior y pensó que podría haber visto a alguien dentro
llevando un casco.
El aparato aéreo no identificado voló paralelo a la patrulla
de la RAAF durante varios minutos, luego giró abruptamente y
se zambulló en el Pacífico. El teniente Brennan enfatizó
que el USO hizo una zambullida, no una caída, en el océano;
y agregó que antes de que el aparato los dejara, él notó lo
que parecían ser cuatro apéndices semejantes a alerones en
su parte inferior.
Durante muchos años he recibido con regularidad informes de
hostigamiento UFO a barcos de pesca. Uno de los primeros que
recibí de Ira Pete, dueño del Ruby E., un barco de pesca de
sesenta y siete pies, cuya nave se había hundido en
circunstancias misteriosas durante la primera semana de
julio de 1961, era considerablemente más serio que los
informes de UFOs saliendo a la superficie al lado de los
barcos o rondando a las tripulaciones.
Según Pete, él estaba pescando en el Golfo de México fuera
del Puerto Arkansas con sus dos tripulantes cuando algo se
enganchó en el barco y arrancó su popa. Afortunadamente para
los tres, había otro barco pesquero cerca de ellos.
El 5 de febrero de 1964, el yate Hattie D. de105 pies fue
embestido por algo submarino cerca de Eureka, California.
Diez hombres y una mujer fueron sacados del yate, que se
hundía rápidamente, en un dramático rescate por helicóptero
de la Guardia Costera.
Los sobrevivientes estuvieron todos de acuerdo en que el
Hattie D. había sido chocado por algo grande hecho de acero.
Cuando el tripulante Carl Johnson fue informado de que
ningún submarino se había reportado en el área y que el yate
se había hundido en 7.500 pies de agua, contestó
categóricamente que él no había prestado atención a cuán
profunda era ese área - y que sabía que lo que "agujereó" el
yate había sido una pieza muy larga de acero.
El 12 de enero de 1965, El capitán K, piloto de una
aerolínea en un vuelo entre Whenuapai y Kaitaia, Nueva
Zelanda, se encontró con un USO cuando estaba a un tercio de
la ruta por sobre Kaipara Harbor. Cuando viró su DC-3 para
echar una mirada más de cerca a lo que él en un principio
había supuesto era una ballena gris-blanca varada en un
estuario, se le hizo evidente que lo que ahora estaba
observando era una estructura metálica de alguna clase.
El capitán
K vio que la forma del objeto era absolutamente aerodinámica
y simétrica. No se podía descubrir ningún control de mando
de superficie o protuberancias, pero parecía haber una
compuerta en la parte de arriba. Refugiado en no más de
treinta pies de agua, el USO no tenía la forma de un
submarino ordinario. Él estimó que su longitud era de
aproximadamente 100 pies con un diámetro de 15 pies en su
parte más ancha.
Más tarde,
la Armada declaró que habría sido imposible para cualquier
modelo conocido de submarino haber estado en esa área en
particular debido a la configuración del puerto y la costa.
Los bancos de lodo y los manglares circundantes harían
inaccesible para un submarino convencional el sitio en el
que el capitán K vio su USO.
El 5 de julio de 1965, el Dr. Dmitri Rebikoff, un científico
marino que hacía preparativos para explorar las
profundidades del
Gulf Stream,
se encontró enfrentado con un desafío muy raro cuando
descubrió e intentó fotografiar un submarino USO de
movimiento rápido en la calurosa corriente del fondo que
fluye desde los cayos de Florida a Terranova y hacia
adelante a Europa septentrional. El Dr. Rebikoff le dijo al
Capitán L. Jacques Nicholas, coordinador del proyecto, que
el objeto tenía forma de pera y se movía a una velocidad de
aproximadamente tres nudos y medio.
El extraño objeto se estaba moviendo por debajo de varios
cardúmenes de peces, y al principio, a juzgar por su tamaño,
el Dr. Rebikoff pensó que era un gran tiburón. Sin embargo,
cuando siguió observando, notó que la dirección y velocidad
del USO eran demasiado constantes.
El científico marino teorizó que el objeto era mecánico y de
funcionamiento experimental, pero siendo que no podían
recibir ninguna señal del USO, él realmente no tenía idea de
lo que podría haber sido.
En el verano de 1969, el inglés John Fairfax remó a través
del Atlántico rumbo hacia el muelle de Fort
Lauderdale
después de seis angustiosos meses solo en el mar. Cuando los
periodistas le pidieron que mencionara lo más impresionante
por lo que había pasado durante su aventura en el océano,
Fairfax contestó muy a regañadientes que la respuesta a esa
pregunta tendría que ser la aparición de objetos que no
podría ser otra cosa que platillos voladores.
Poniendo
énfasis en que él nunca había creído en tales cosas,
continuó para explicar que se había visto envuelto en una
experiencia que era mucho más que una simple observación de
UFOs. Había una fuerza, les dijo a los reporteros, que era
como si los objetos estuvieran preguntándole si él quería
irse con ellos.
"Y yo estaba luchando [la fuerza] y diciendo atrás,' No, no,
no'",
dijo Fairfax. “Era
como la telepatía, como estar hipnotizado. Luego estos
platillos luminosos descendieron en picada sobre el océano,
se elevaron y bajaron abruptamente de nuevo.”
En diciembre de 1997, un enorme aparato fue visto saliendo
del mar al lado de una plataforma de petróleo en el Golfo de
México. Según el ingeniero Jeremy Packer, 250 obreros de la
plataforma petrolera fueron testigos del avistamiento.
Packer dijo que, “aproximadamente
a las 7:58 A.M., todos nos asustamos cuando oímos un ruido
sordo que sabíamos no podían ser las máquinas que ponen en
marcha el taladro de la plataforma. Mirando hacia el oeste,
los obreros vieron de veinticinco a treinta helicópteros en
maniobras. Esto no era raro,
dijo Packer,
excepto que el capitán de la plataforma dijo que él no había
recibido el aviso usual relacionado con las maniobras de la
Guardia Costera.”
Entonces, según Packer, todos ellos vieron algo que cambió
por completo sus vidas. Todos los helicópteros se detuvieron
en el aire y un gran objeto de metal con forma de cigarro,
aproximadamente del tamaño de la plataforma petrolera,
apareció debajo de ellos. El enorme aparato, tan grande como
dos campos de fútbol, se elevó en línea recta fuera del agua
y se mantuvo inmóvil en el aire sobre los helicópteros
durante unos dos minutos.
Packer
describió el objeto como cóncavo en su parte inferior, con
cuatro domos grandes al final. La superestructura del
aparato con forma de cigarro estaba rodeada por hermosas
luces de todo color que uno pudiera imaginar.
“Y entonces, como si alguien hubiera apagado un interruptor
de luz, la gigantesca máquina había desaparecido. Un segundo
antes todos estábamos estudiando el objeto a través de
binoculares o telescopios, luego, en lo que literalmente
tarda el parpadeo de un ojo, se había ido.”
Como una interesante nota marginal, Packer dijo que la
tripulación cayó en cuenta de que sus relojes estaban
atrasados 30 minutos respecto del tiempo real cuando ellos
volvieron al continente.
En 1990, en una oscura noche
en alguna parte de Los Andes cerca del antiguo emplazamiento
de la sagrada ciudad incaica de Ollantaytambo, en Perú, mi
esposa Sherry y yo observamos numerosos UFOs iluminados que
surgieron de la superficie de un lago, volando por el cielo
nocturno haciendo un peculiar zigzag, luego descendieron de
nuevo bajo el agua. Obviamente bastante acostumbrados a
avistarlos, los lugareños peruanos se ocupaban en sus tareas
de llevar el grano y el agua a sus familias en jarras sobre
sus cabezas, prestando poca atención al fenómeno USO. En
respuesta a nuestras preguntas acerca de los objetos
resplandecientes, los lugareños contestaron consecuentes:
“Ángeles…los
antiguos…los abuelos que nunca nos han abandonado.”
EL AUTOR es escritor. Ha
publicado hasta hoy más de 2.000 artículos y 165 libros,
muchos de ellos relacionados con los grandes misterios de la
humanidad, tales como Atlantis Rising y Worlds
Before Our Own. Su trabajo ha sido premiado en diversas
ocasiones por diferentes instituciones culturales.
© Brad Steiger – Derechos reservados.
Traducido y publicado con autorización expresa del autor.
Prohibida su reproducción sin permiso del autor.
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