METI
(Mensajes a Inteligencias Extraterrestres) es una
actividad que yo creo es un atributo inherente de las
civilizaciones avanzadas. Para explicar la verdadera
preponderancia de las civilizaciones comunicativas (es
decir, aquellas que se dedican a METI), yo sugiero que
introduzcamos un factor METI fm en la
clásica Ecuación de Drake. En este caso, la Ecuación de
Drake modificada toma la siguiente forma:
N = R* x fp x ne x fl x fi
x fc x fm x L
Donde:
N
= el número de civilizaciones potencialmente detectables en
la galaxia Vía Láctea,
R*
= el ritmo de formación de estrellas en la galaxia,
fp
= la
fracción de aquellas estrellas con sistemas planetarios,
ne
= el número de planetas por sistema solar que son adecuados
para la vida,
fl
= la
fracción de aquellos planetas donde la vida realmente
aparece,
fi
= la
fracción de lugares con vida donde se desarrolla la
inteligencia,
fc
= la fracción de planetas comunicativos (aquéllos en los
cuales se desarrolla la tecnología de comunicaciones
electromagnéticas ),
fm
= la
fracción de planetas comunicativos con clara y no paranoide
conciencia planetaria (es decir, aquellos que emprenden una
deliberada transmisión interestelar),
L
= el
“tiempo de vida” durante el cual tales civilizaciones
transmiten señales detectables al espacio.
Permítasenos tratar de calcular fm. Ya que
nosotros no adherimos a la posición antropocéntrica,
deberemos proceder desde la suposición de que la conciencia
de la Tierra no es esencialmente diferente que la de los
otros. Entonces el factor METI fm
debería ser bastante pequeño, aproximadamente 0.01.
Este guarismo proviene del hecho de que nuestra civilización
se ha dedicado a unos 100 pasados y presentes programas SETI
(ver por ejemplo, Jill Tarter "Archive of SETI", SETI 2020
Roadmap, pp. 381-425), y sólo a un Programa METI (en
Evpatoria Radar Telescope). Por otra parte, si suponemos que
prevalece una tendencia aislacionista alrededor del
Universo, semejante a la declarada en el reciente editorial
"Active SETI Is Not Scientific Research", de Michael
Michaud, y si nosotros estamos de acuerdo con sus razones,
que podríamos decir que el factor METI fm
sería mucho más pequeño que 0.01, quizás cerca de cero. Pero
en ese caso, ¡N está también cerca de cero, y SETI no
tiene ningún sentido!
De esto se
desprende la siguiente Paradoja SETI: “Nosotros y
ellos debemos dedicarnos a SETI y METI, o bien no
hacemos nada".
Es
importante enfatizar que los pioneros de SETI se dieron
cuenta de esta dicotomía, y han prestado atención a SETI y
METI. Philip Morrison recuerda en "My Forty Years of SETI"
que Giuseppe Cocconi vino a él en 1958 con una pregunta:
" Nosotros ya hacemos haces de rayos gamma. ¿Por qué no los
enviamos al espacio para ver si alguien allí puede
detectarlos?" Frank Drake y Carl Sagan desarrollaron y
actualizaron la placa del Pioneer, el mensaje de Arecibo, y
el disco del Voyager. El Premio Nóbel Andrey Sakharov
escribió en "Questionnaire CETI”, en 1971: "
Quisiera hacer notar la importancia de diseñar y, sobre
todo, llevar a cabo proyectos prácticos dirigidos a enviar
señales. Ésta es la única manera de entender los sutiles
problemas de los contactos. Aquí, como pasa siempre, los
egoístas acaban fracasando." En JPL, Steven Ostro
escribió en "Project Moonbeam: An Omnidirectional Radio
Beacon for the Lunar Farside”, en 1989: "Podríamos
concluir que es mejor dar que recibir, y que la guerra sobre
el silencio debe comenzar en casa."
De esta
manera, el clásico Principio Antrópico Participativo “los
observadores son necesarios para traer el Universo a la
existencia”,
propuesto por John Wheeler en 1983, adquiere fuerza
adicional: “los remitentes son necesarios para traer la
conciencia al Universo."
En otras
palabras, las señales inteligentes poco entrópicas de METI
representan una participación consciente en la estructura
observable del Universo. Solamente quienes ayudan en la
superación del Gran Silencio merecen oír la voz del Cosmos.
Descargo de responsabilidad:
Las opiniones aquí expresadas son exclusiva responsabilidad
del autor y no reflejan necesariamente la posición de la
Liga SETI, sus miembros, funcionarios, comité consultivo,
donadores, o patrocinadores comerciales.
EL AUTOR
es Ingeniero y Astrónomo.
Se desempeña como Jefe Científico del Instituto de Radio
Ingeniería y Electrónica de la Academia de Ciencias de
Rusia; dirige el equipo de mensajes interestelares del
Yevpatoria (Evpatoria) Deep Space Center
y es Coordinador Regional para Rusia de la Liga SETI.
Nota:
para contactar al autor vía email, los interesados deben
indicar SETI en el asunto.
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Traducido y publicado con permiso expreso del autor.
Queda prohibida su reproducción sin autorización previa del
autor.
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